El Senado de Estados Unidos rechazó por duodécima vez la ley de financiación que permitiría reabrir el Gobierno federal, que lleva cerrado más de tres semanas. La mayoría del bloque demócrata bloqueó la propuesta, que no logró reunir los apoyos suficientes para salir adelante.
El punto central de la disputa son los subsidios de atención médica. Los demócratas exigen una prórroga para estos fondos como condición para respaldar la reapertura. Sin embargo, la mayoría republicana en el Senado no ha aceptado esta demanda, lo que mantiene el bloqueo.
Este cierre es ya el segundo más largo en la historia de Estados Unidos, afectando a miles de empleados públicos y paralizando servicios esenciales. Sin acuerdo a la vista, la crisis continúa sin señales claras de solución a corto plazo.
El presidente del Senado y líderes de ambos partidos han reiterado la urgencia de un acuerdo, pero las diferencias políticas y presupuestarias parecen imposibles de salvar por ahora.
El cierre prolongado incrementa la presión sobre la economía estadounidense y aumenta la incertidumbre en Washington, en plena temporada clave para la negociación presupuestaria.
La población y sectores afectados piden solución inmediata para evitar agravar daños sociales y económicos. Por ahora, el bloqueo legislativo persiste y la paralización oficial sigue vigente.
