Un fallo en el sistema de las pulseras electrónicas para maltratadores ha puesto en duda la seguridad que ofrecen a las víctimas con órdenes de alejamiento en España.
Desde 2009, el sistema usa dispositivos de geolocalización para vigilar que los agresores no se acerquen a mujeres en riesgo. Las pulseras solo se instalan cuando un juez considera que hay una amenaza grave.
La polémica ha estallado esta semana tras conocerse que el sistema sufrió fallos informáticos. Aunque no está claro si estos errores son puntuales o de mayor alcance, el debate sobre la gestión y eficacia de este servicio público ha vuelto al primer plano.
El servicio se presta mediante contratos privados, añadiendo complejidad a la supervisión y mantenimiento. Ana Requena, redactora jefa de Género de elDiario.es, explica que la incidencia ha reavivado la discusión sobre las garantías reales que ofrece la tecnología frente a la violencia machista.
En medio de esta crisis, abundan los bulos y la desinformación, lo que complica aún más entender el alcance verdadero del problema.
Las pulseras antimaltratadores siguen siendo una herramienta clave para proteger a mujeres en situación de alto riesgo, pero esta incidencia pone en evidencia la necesidad de una revisión técnica y un control más riguroso del sistema.
El episodio completo con el análisis detallado está disponible en el podcast Un tema al día de elDiario.es, donde Requena desgrana los errores, las claves del sistema y las falsas noticias que rodean el caso.
Por ahora, las autoridades no han detallado la extensión ni la gravedad del fallo. Fuentes judiciales confirman que el uso de pulseras se mantiene activo mientras se evalúa la situación.
