Los hosteleros del Paseo de Almería están al límite. Desde enero, las obras para peatonalizar esta zona del centro afectan de forma severa a sus negocios. Reclaman al Ayuntamiento que termine “tramos completos” de la obra para poder recuperar sus terrazas, clave para su actividad.
La Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Almería (Ashal) ha expresado el malestar tras reunirse con Eloísa Cabrera, concejala de Urbanismo y Vivienda, quien no les aportó soluciones claras. “Los trabajos siguen retrasados y poco de lo prometido se está cumpliendo”, ha explicado la asociación.
Según el plan original, las fases 1 y 2, desde la Puerta de Purchena hasta la calle General Tamayo, deberían estar finalizadas, pero los tramos están abiertos solo para paso peatonal, no permitiendo la instalación de terrazas. Los hosteleros advierten que abrir nuevos tramos sin cerrar los anteriores solo empeora la situación, dificultando la normalización del tráfico y la actividad económica, especialmente entre General Tamayo y la Plaza Circular.
En las zonas parcialmente habilitadas, las terrazas no pueden recuperarse porque falta el mobiliario urbano básico, como iluminación y farolas. Los empresarios subrayan que las instalaciones eléctricas del primer tramo no obstaculizan el avance de trabajos en el segundo, por lo que piden priorizar terminar zonas completas.
La edil Cabrera se comprometió a iniciar reuniones individuales esta semana con cada afectado para analizar su caso, una respuesta que llega tras semanas de incertidumbre.
Por su parte, el Ayuntamiento admite demoras en la obra vinculadas a problemas en el suministro de piedra para el pavimento, pero mantiene la previsión de tener la mayor parte del Paseo lista para Navidad.
Mientras tanto, la hostelería insiste en ayudas directas y la rebaja de impuestos municipales como IBI y tasas por ocupación de vía pública. Sin medidas concretas, advierten, muchos locales podrían no reabrir.
Más allá de las campañas de bonos al consumo lanzadas por el Ayuntamiento, los afectados reclaman también la apertura parcial de tramos que permita recuperar aunque sea el 50% de su actividad, vital para evitar la ruina económica.
El conflicto expone la tensión entre el avance urbanístico y la supervivencia inmediata de negocios tradicionales en una zona clave para el ocio en Almería.
