Junts per Catalunya activó este martes el cronómetro para decidir antes de Navidad si rompe con el Gobierno de Pedro Sánchez. Hasta ahora, el partido nacionalista prometía un anuncio para otoño, que ya comenzó, pero el secretario general, Jordi Turull, ha concretado que la postura definitiva estará tomada “para cuando nos comamos los turrones”.
Turull no detalló la decisión, pero dejó claro que Junts no seguirá en el Ejecutivo “por inercia” ni “resignación”. Reivindicó que la alianza debe ser “útil” para avanzar en resolver el conflicto catalán, y que valorarán si vale la pena continuar.
En paralelo, el nacionalista despejó un temor que ha condicionado la política catalana: Junts no teme un gobierno del PP. Turull justificó que la amenaza de perder amnistía o reconocimiento del catalán en la UE “ya no vale”, porque ni con PSOE ni con Sumar se han logrado esas demandas.
La tensión también explotó contra Podemos, horas antes de la votación sobre la delegación de competencias en inmigración a la Generalitat, un pacto entre Junts y PSOE que los morados anunciaron que rechazarán. Turull acusó a Podemos de aplicar un “155 en inmigración”, criticando que se presenten “confederales” pero bloqueen esta transferencia clave.
“Podemos votó contra el 155 pero ahora quiere aplicar un 155 en inmigración, no lo puedo entender”, dijo Turull, advirtiendo que cometerán un “error histórico”.
Criticó además que Podemos y Vox “cierran el círculo”, señalando que los extremos se tocan en este asunto. Turull también lamentó que la ministra Ione Belarra no haya querido negociar y acusó al PSOE de llegar tarde en intentar evitar el fracaso de la votación.
Este sería el tercer golpe parlamentario consecutivo para Sánchez desde el inicio del curso político, algo que Turull interpreta como “una descripción clara de la situación” actual en el Gobierno.
