Con la llegada al poder del Gobierno Progresista y la aprobación de la amnistía, los políticos presos vinculados al procés independentista catalán recuperaron la libertad y salieron a la calle. Este movimiento ha impactado de lleno en el discurso de Junts per Catalunya, que ve cómo la “epopeya independentista” pierde fuerza y apoyo en la mayoría de la sociedad catalana.
La amnistía ha cambiado el panorama político. Mientras Junts intentaba mantener vivo un relato de resistencia y sacrificio, la realidad hoy muestra una sociedad que comienza a abandonar aquel relato, enfocándose en la normalización y el diálogo político lejos de rupturas radicales.
La figura de los presos políticos, hasta ahora símbolo central para mantener la cohesión del separatismo, pierde brillo tras su libertad. La mayoría de catalanes parecen alejarse del independentismo maximalista que Junts sigue defendiendo, mientras otros partidos y la calle optan por formas más pragmáticas.
Este giro deja a Junts en una encrucijada: o redefinirse rápido o arriesgarse a la irrelevancia política. La formación ya enfrenta tensiones internas por el rumbo a seguir tras este golpe simbólico, que marca un antes y un después en la estrategia política catalana.
Las próximas semanas serán clave para medir si Junts consigue adaptarse o si el independentismo entra en una fase de desgaste y repliegue a largo plazo.


































