La adopción de coches eléctricos en Europa avanza, pero sigue siendo un privilegio de los países más ricos, según un informe reciente de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA).
El estudio confirma que la penetración de vehículos eléctricos de batería (VEB) está directamente ligada al nivel de ingresos nacionales. Mientras países como Dinamarca, Países Bajos y Finlandia presentan una venta generalizada de eléctricos, en la mayoría de Estados miembros con ingresos medios y bajos la cuota no supera el 7%.
ACEA apunta a la capacidad adquisitiva como el principal muro para una adopción masiva. Aun con una oferta creciente y modelos más accesibles, la compra de un VEB sigue fuera del alcance de gran parte de la población europea.
El informe destaca que las políticas públicas juegan un papel decisivo. Polonia, con sus sistemas de ayudas, ha doblado sus registros de vehículos eléctricos. Junto a ella, Eslovenia creció un 89% y Portugal consiguió una cuota de mercado del 21%, récord entre sus pares.
Estos resultados evidencian que incentivos financieros como subvenciones y exenciones fiscales no solo bajan barreras, sino que también elevan la confianza del consumidor. Sin embargo, ACEA advierte que si se retiran estas ayudas, el progreso puede revertirse muy rápido.
Cita clara: el freno que significaron los recortes en Francia y el abrupto cambio de política en Alemania a finales de 2023, que impactaron negativamente en todo el mercado comunitario.
Por último, la asociación sostiene que la infraestructura y la variedad de modelos no bastan. La clave es la asequibilidad, elemento sin el cual los objetivos climáticos de la UE serán difíciles de alcanzar.
ACEA reclama un apoyo público estable y a largo plazo para que la movilidad eléctrica deje de ser un nicho exclusivo y se abra camino para todos los ciudadanos europeos.
