La Feria del Pilar 2025 de Zaragoza terminó ayer tras diez días marcados por un descontento generalizado y un notable malestar contra la empresa organizadora, Zúñiga y Toros, SL, que finalizó su contrato este lunes.
La gestión de Zúñiga fue constantemente criticada por aficionados y profesionales. El reproche más repetido en el tendido fue el grito “¡Zúñiga, vete ya!”, reflejo del cabreo acumulado tras una feria con demasiados problemas, pocas sorpresas y un ambiente claramente apagado. La principal crítica es que se intentó gestionar La Misericordia como si fuera un coso de un pueblo grande, cuando Zaragoza es la cuarta ciudad más importante de España y merece otra categoría.
Las quejas no solo vienen por la falta de unidad con la ciudad o la nula publicidad -ni un cartel en comercios o medios locales-, sino también por la escasa inversión en el ganado y las sustituciones constantes en el cartel. Desde julio se sabía que el 12 de octubre debía lidiarse una corrida que no llegó a cumplir el peso mínimo exigido, lo cual llevó a la última hora a un cambio improvisado que no convenció.
El caos en el ganado también afectó la novillada del 7 de octubre: se presentaron nueve utreros y solo se aprobaron cuatro, evidenciando problemas serios en la calidad y selección del material.
Respecto a los toreros, el anuncio inicial de Morante y Roca Rey generó expectación, pero finalmente ninguno de los dos se presentó, alimentando la decepción. La feria estuvo marcada por ocho sustituciones, aunque algunas por causas fuera de control. No obstante, sobresalieron figuras como Sebastián Castella, que repitió para cubrir la baja de Morante y cuajó una actuación soberbia en su mano a mano con Aarón Palacio. Este último mostró un gran futuro y fue uno de los puntos altos de la feria.
También destacó el zaragozano Fernando Adrián, que cortó dos orejas tras una versión sólida y desconocida del torero, y Daniel Luque, triunfador de la feria 2024 y que entró como sustituto de Roca Rey. Desde Aragón, El Mene logró una oreja y se notó la presencia generacional con jóvenes de escuelas taurinas, aunque su impacto fue limitado.
En rejones, la feria cumplió con una buena entrada y dos puertas grandes por parte de Sergio Galán y Diego Ventura, recuperando algo de brillo para esta modalidad.
La desaparición de Zúñiga abre ahora una nueva etapa para La Misericordia. El Ayuntamiento ya prepara el nuevo pliego de condiciones para la explotación del coso, buscando una empresa capaz de estar a la altura de Zaragoza y darle un impulso necesario tras un ciclo lleno de sobresaltos y críticas.
El recuerdo que deja el empresario vallisoletano será imborrable, pero por los motivos equivocados: falta de compromiso, escasa inversión y una gestión torpe que ha acabado por hartar a los aficionados locales.
