La llamada Generación Z, nacida entre 1997 y 2012, está saliendo a las calles de países tan diversos como Marruecos, Nepal, Madagascar o Perú, exigiendo más democracia, libertad de expresión y derechos. No se trata sólo de jóvenes pasivos y desconectados como tradicionalmente se dice, sino de una generación que usa sus propias herramientas digitales, como Discord, para organizarse y reivindicar.
La periodista Soraya Aybar, directora de África Mundi, y el analista José Manuel Cuevas, de El Orden Mundial, coinciden en que esta nueva ola de protestas muestra a una generación en conflicto con las estructuras políticas actuales, que apuesta por métodos y símbolos propios, desde las redes sociales hasta iconos culturales como la bandera de One Piece.
Lejos de la imagen habitual de la frustración juvenil desligada de la política, estos jóvenes reclaman cambios profundos en sus sociedades. Usan la digitalización no como excusa para evadir el compromiso, sino como plataforma de movilización y comunicación.
La protesta global de la Generación Z está marcando un hito en la política contemporánea porque, aunque sus métodos estén inspirados en la cultura digital y la multitarea, el fin es político y claro: mayor participación, transparencia y respeto a los derechos fundamentales.
El fenómeno trasciende fronteras y perfiles culturales y representa un desafío para gobiernos y movimientos sociales, en España y en todo el mundo, que deberán adaptarse a un activismo que mezcla protestas clásicas y nuevas tecnologías.
Para más detalles y análisis, se puede escuchar el podcast Un tema Al día en plataformas como Spotify o Apple Podcast, donde se aborda en profundidad esta transformación generacional y social.
 
						
									


































 
					 
								
				
				
			 
							 
							 
							 
							 
							 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				