Ciudad sin sueño, la nueva película del director Guillermo Galoe, protagonizó este lunes su preestreno en el Festival del Cine y la Palabra (CIBRA) en Toledo. El auditorio del Toletum, en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Castilla-La Mancha, se llenó para ver esta ópera prima que ya deslumbró en la Semana de la Crítica de Cannes y ganó el premio a mejor película en Abycine 2025, el festival de cine de Albacete.
El film retrata la vida en la Cañada Real, el mayor asentamiento irregular de Europa, a través de los ojos de un adolescente gitano llamado Toni, cuya familia decide trasladarse a una vivienda de protección oficial. Lejos de romantizar la zona, Galoe muestra una «Cañada Real real y honesta», una comunidad que, aunque marcada por la precariedad, funciona «como un pueblo», según el actor Jesús Fernández Silva, que interpreta al ‘abuelo Chule’ y protagonizó su papel sin guion, apostando por la improvisación para acercarse a la verdad del lugar.
El productor Manuel Calvo, presente también en la proyección, destacó la importancia de esta obra para visibilizar una Cañada que «merece ser vista y escuchada» y subrayó la reacción del público, que descubre una historia de ficción pero fiel al espíritu de esta zona de Madrid. Calvo recordó que la película también ha visitado festivales destacados como San Sebastián, Múnich y Bruselas, donde recibió mención especial del jurado.
«Es maravilloso lo que está suponiendo para mí esta película» aseguró Fernández Silva sobre la experiencia de rodar en la Cañada «sin artificios, con un equipo que ha sido como una familia».
‘Ciudad sin sueño’ no solo devuelve imágenes inéditas de la Cañada Real, sino que también pone en primer plano las incertidumbres y tensiones de una familia gitana joven que intenta abrirse camino. Aunque la historia es ficticia, su fuerza radica en mostrar con respeto y crudeza una realidad social poco retratada en el cine español reciente.
El festival CIBRA continuará con actividades y proyecciones hasta el 8 de noviembre en Toledo, consolidándose como plataforma de cine comprometido con la sociedad y los territorios menos visibles. Por ahora, la película de Galoe confirma el potencial del cine español de autor para abrir debates que van más allá de la pantalla.
						
									
































