Las elecciones legislativas del 26 de octubre en Jujuy dejaron claro el castigo político contra el gobierno provincial de Gerardo Morales (UCR) y sus socios del Partido Justicialista (PJ). La lista de La Libertad Avanza (LLA) ganó en la provincia, reflejando en buena medida un plebiscito contra la gestión provincial y nacional.
El panorama económico tenso ante la inflación y la incertidumbre cambiaria, reforzado por presiones externas como la advertencia de Trump sobre la inestabilidad tras los comicios, llevó a muchos electores a votar de forma conservadora para proteger sus bolsillos. En Jujuy, donde el 54 % del empleo es informal según el censo 2022, ese factor fue decisivo.
Pero el voto a LLA no es un cheque en blanco, sino una herramienta contradictoria de castigo a un gobierno que ajusta salarios, educación y salud mientras acumula superávit millonario que beneficia a una élite próxima al poder. El llamado “equilibrio fiscal con sentido social” del ministro Carlos Sadir se estrelló con la realidad electoral.
La derrota del oficialismo no puede desligarse del rechazo a reformas que golpean a jubilados, discapacitados y trabajadores. La CGT y la CTA, ambas ligadas al PJ, apostaron a la continuidad del régimen y no lograron un frente sindical unido contra el ajuste.
La apuesta de Fuerza Patria, que intentó capitalizar el voto “anti-Milei” presentándose como la barrera frente al libertarismo, terminó dividida y sin bancas. Así, el oficialismo radical ganó en diputados pese a la crisis y el descontento social.
El resultado supone un duro baño de realidad para el gobierno provincial, que tras su victoria anticipada en mayo se había confiado, sin dar respuesta a manifestaciones multitudinarias contra la reforma laboral y recortes. El PJ jujeño mostró una vez más su debilidad electoral pese a su influencia tradicional.
Izquierda crece y plantea organizar la resistencia
Por otro lado, la izquierda consolidó un espacio gracias a la candidatura de Alejandro Vilca, del PTS-FITU, quien obtuvo cerca del 10 % de los votos, uno de los mejores resultados del país para su sector. Vilca es un activista sindical y obrero con fuerte arraigo en barrios populares y sectores indígenas que resisten la ofensiva extractivista.
Su propuesta no se queda en críticas electorales sino que llama a organizar a trabajadores y estudiantes para enfrentar en las calles el plan de ajuste que Milei y los gobernadores impulsan, con medidas concretas como:
- Salario mínimo y jubilaciones alineados a la canasta familiar
- 82 % móvil para jubilados
- Reducción de la jornada laboral y reparto del trabajo
- Estatización del litio y sectores estratégicos bajo control trabajador
- Fin del acuerdo con el FMI y no pago de la deuda externa
Desde sindicatos recuperados como Cedems y Uatre-Ledesma hasta activistas docentes y estudiantes universitarios, el PTS impulsa asambleas y plenarios para coordinar un plan unitario de lucha. La organización desde abajo aparece como la única vía para defender derechos y frenar la reforma laboral.
La elección en Jujuy sirve como alerta de que ningún oficialismo puede sostenerse sin legitimar un ajuste económico doloroso, y que la fragmentación de la oposición facilita el avance de proyectos que golpean a las mayorías trabajadoras. La izquierda marca el terreno de la resistencia con su discurso y su fuerza callejera.

































