La Unión Europea ha aprobado este jueves un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, el decimonoveno desde el inicio de la invasión de Ucrania. La medida llega justo antes de la reunión del Consejo Europeo en Bruselas, donde los líderes recibirán al presidente ucraniano Volodímir Zelenski.
Este nuevo conjunto de sanciones incluye una prohibición gradual a la importación de gas natural licuado ruso. Afectará primero a contratos a corto plazo en seis meses y a largo plazo desde el 1 de enero de 2027. Se enmarca dentro del plan de la Comisión Europea para eliminar las importaciones energéticas rusas para 2028.
El paquete también extiende vetos sobre transacciones financieras: se prohíben operaciones con cinco nuevos bancos rusos y por primera vez se limita el uso de criptomonedas para residentes y entidades rusas. Además, incluye restricciones a bancos de terceros países ligados a la evasión de sanciones, localizados en zonas como Tayikistán, Kirguistán, Paraguay, Emiratos Árabes Unidos y Hong Kong.
En el sector energético, se endurece la prohibición de transacciones con dos grandes petroleras rusas y se amplía la lista de la llamada “flota fantasma”, que son barcos con bandera de terceros países que Rusia usa para eludir sanciones. También se sancionan puertos en terceros países usados para el traslado ilegal de armamento o petróleo.
Otra novedad es el establecimiento de un nuevo mecanismo para restringir la libertad de movimiento de diplomáticos rusos dentro de la UE. Los gobiernos tendrán que seguir un proceso de notificación y autorización para controlar la entrada y tránsito de estos diplomáticos.
Estas sanciones fueron propuestas en septiembre y se han aprobado tras que Eslovaquia levantara su veto. La Comisión Europea busca así reforzar la presión económica contra el Kremlin en momentos en que la diplomacia no logra avances y tras la cancelación de la cumbre entre Donald Trump y Vladimir Putin en Estados Unidos.
Este jueves, los jefes de Estado y de Gobierno europeos debatirán con Zelenski cómo mantener el apoyo económico y militar a Ucrania, incluyendo cómo usar los activos rusos congelados para sostener a Kiev durante el conflicto.
La ofensiva diplomática y económica conjunta de Bruselas y Washington vuelve a aumentar la presión sobre Moscú para que detenga la guerra contra Ucrania.
