Lamine Yamal, la joven promesa de La Masia, se enfrenta a una creciente preocupación dentro del FC Barcelona. El jugador pretende emular a Leo Messi en el campo, pero vive con el desparpajo y riesgos fuera de él que recuerdan a Neymar Jr.. Esta mezcla genera inquietud profunda en el club y, sobre todo, en el entrenador Hansi Flick.
El técnico alemán ha lanzado dos claras advertencias esta temporada: primero contra los egos descontrolados en el vestuario y luego, en una segunda llamada de atención, directamente a Yamal, considerado el futuro Balón de Oro. Según fuentes cercanas, Flick está asustado por lo que ve y teme que el joven talento se pierda como Neymar, perdiendo esa senda brillante que promete.
El asunto se complica con la lesión en el pubis que sufre el jugador. Oficialmente, Barcelona dice que Yamal no está lo suficientemente grave como para dejar la selección española, pero el club maniobra para que se quede concentrado en la recuperación y no viaje al Mundial. La disputa entre Flick y Luis de la Fuente —compartiendo fisio— agrava el problema y el Barça prefiere ganar sin él antes que arriesgar su salud o dispersar su foco.
Más allá de lo estrictamente deportivo, el entorno del futbolista y su imagen también encendieron las alarmas. La presencia de más de una docena de amigos en la gala del Balón de Oro alarmó a la Ciudad Deportiva Joan Gamper, reforzando la idea de que Yamal podría perderse en la fama y el control externo.
El jugador es imagen de Adidas, al igual que Messi, pero su pertenencia al Barça, patrocinado por Nike, genera tensiones adicionales con el merchandising. Este detalle, junto con la relajación y permisividad del club, alimenta la preocupación de que nadie en la directiva ni en el cuerpo técnico está preparado para manejar el reto que supone Yamal.
El presidente del club lamenta no poder divertirse con el joven, Flick le exige más trabajo y su representante solo ve negocio en la controversia. Mientras tanto, la sombra de un posible declive temprano que minimice su potencial crece y amenaza el futuro inmediato del Barça.
Barcelona encara esta situación con los recursos justos y en medio de la crisis institucional y financiera que atraviesa, lo que dificulta tomar medidas drásticas. Por ahora, la estrategia es clara: se retiene a Yamal, se controla su recuperación y se espera que vuelva en forma, a la vez que se limita su exposición internacional en un Mundial vital para España.
El reloj ya está corriendo para Lamine Yamal, el nuevo ‘niño de oro’ del barcelonismo que debe decidir si sigue los pasos de Messi o se pierde como Neymar.
