El otoño en La Alpujarra vuelve a teñir los cielos de la zona con puestas de sol espectaculares que destacan por tonos rojizos, naranjas y ocres.
El municipio de Capileira se consolida como uno de los mejores puntos para contemplar estos atardeceres, junto con otros enclaves clave como el Cerrajón de Murtas, Trevélez y El Haza del Lino. Gracias a la orientación y la topografía de estas zonas, el sol da sus últimos coletazos en colores que capturan turistas y locales.
Explican los expertos que el fenómeno se vincula a la dispersión de la luz solar en la atmósfera, conocida como efecto Rayleigh, donde las partículas del aire filtran las longitudes de onda más cortas y dejan pasar las más largas, los rojos y naranjas. Esto se intensifica en otoño por la humedad más baja y la mayor cantidad de atmósfera que atraviesa la luz al atardecer.
Otros pueblos alpujarreños como Cańar, Carataunas, Soportújar, Nevada, La Taha, Alpujarra de la Sierra, Bérchules, Busquístar, Pórtugos, Bubión, Pampaneira, Juviles, Lanjaron y Órgiva también ofrecen atardeceres memorables que parecen sacados de una película.
La llamada opacarofilia describe la fascinación por los atardeceres y cada otoño aumenta el número de personas que buscan estos escenarios para disfrutar de un espectáculo natural único.
Este año, los colores ya han empezado a desplegarse con fuerza desde finales de octubre, prometiendo semanas de cielos que enrojecen el paisaje mientras cae la tarde y el día se despide con un brillo dorado y cobrizos.
La primavera y verano suelen tener atardeceres menos intensos en La Alpujarra, motivo por el que muchos fotógrafos y amantes del paisaje eligen el otoño como la mejor estación para visitar a diario o como destino para escapadas.
De momento, las previsiones indican que la calidad del aire y las condiciones atmosféricas continuarán favoreciendo estos espectáculos naturales durante las próximas semanas, atrayendo tanto a turistas nacionales como internacionales.


































