Marc Márquez vuelve a ser campeón de MotoGP tras un calvario que duró más de 1.000 días y cuatro operaciones quirúrgicas. El piloto español, que llegó a Indonesia con la sonrisa recuperada, se coronó con su noveno título en la categoría reina, poniendo fin a un periodo marcado por lesiones y dolor constantes.
El drama comenzó en Jerez 2020 cuando Márquez sufrió una fractura en el húmero derecho. Aquella lesión desencadenó un calvario de meses con reiteradas operaciones, dolor crónico e incluso dificultades para realizar tareas cotidianas como llevar las bolsas de la compra. Reconoció que su único arrepentimiento fue regresar demasiado pronto a las pistas, lo que alargó su proceso de recuperación.
Pero Márquez no solo tuvo que luchar contra el cuerpo, también contra las frustraciones que supuso dejar atrás a Honda, su equipo durante años, para volver a la cima con una moto y un entorno renovados. Solo una semana después de su victoria en Motegi, sufrió otra caída en Indonesia, donde tuvo que acudir urgentemente a Madrid para atender daños en la clavícula y ligamentos rotos tras un choque con Bezzecchi en Mandalika.
A pesar de las adversidades, Márquez mantuvo su espíritu competitivo intacto. Confesó que, si pudiera hablar con el niño que quiso ser piloto, no le creería por la dureza de lo vivido. Su trayectoria está marcada por la resiliencia, apoyado en su equipo técnico liderado por el ingeniero Santi Hernández, el director de equipo Alberto Puig y su inseparable asistente José Luis Martínez.
El papel del cirujano Dr. Sánchez Sotelo fue clave para el retorno del ocho veces campeón. “Solo te pido que tengas cuidado al competir porque otra caída podría ser un desastre”, le advirtió. A lo que Márquez respondió con honestidad brutal: “No puedo garantizar que no me caiga porque ir a por todas implica riesgos”.
Esta novena corona no es solo un título más. Es la confirmación de que Márquez ha dominado el arte de levantarse, superando el bruxismo que desarrolló durante sus años de sufrimiento y la diplopía que llegó a hacerle ver doble en carrera. Su número ’93’ es más que un dorsal, es el símbolo de una generación que ha vivido mil crisis y que encontró en este piloto un referente de lucha incansable.
Marc Márquez vuelve a lo más alto sin perder la humildad y consciente de que mantener el equilibrio es un constante desafío. Su historia, desde las calles de Cervera al Olimpo del motociclismo, sigue en marcha y esta semana ha firmado uno de los regresos más épicos de la historia del deporte español.
