Esta semana, en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, 157 de los 193 países miembros ratificaron oficialmente el reconocimiento del Estado Palestino. La cifra refleja un apoyo global creciente en un momento crítico donde Gaza enfrenta una destrucción masiva y una crisis humanitaria sin precedentes.
Aunque la comunidad internacional avanza en dar reconocimiento político a Palestina, expertos y periodistas plantean un dilema clave: ¿de qué sirve reconocer un territorio que está desapareciendo físicamente debido a un conflicto devastador? Gaza, actualmente escenario de un genocidio según denuncias y fuentes locales, ve cómo su población original se reduce y su territorio se destruye a marchas forzadas.
Andrés Gil, corresponsal en Estados Unidos de elDiario.es, estuvo presente en la ONU para cubrir esta tensión. En conversación con Blas Moreno, codirector de El orden mundial, analizaron el significado real del reconocimiento internacional en medio de la presión creciente para que Israel detenga las operaciones militares y el genocidio en Gaza.
El reconocimiento de Palestina por parte de más de ocho de cada diez países de la ONU contrasta con la realidad sobre el terreno. La población palestina en Gaza enfrenta evacuaciones forzadas, una reducción constante, y la destrucción sistemática de infraestructuras clave, lo que cuestiona la efectividad diplomática de estos gestos.
Desde el estrado de la ONU, varios países aprovecharon la semana para anunciar públicamente su respaldo a Palestina en un acto que algunos interpretan como un mensaje político directo frente al avance militar israelí. El episodio se enmarca en un contexto global donde la presión para intervenir contra el bloque israelí en Gaza se intensifica.
Mientras tanto, las emisiones del podcast ‘Un tema al día’ en elDiario.es amplían esta discusión con análisis noche a noche disponibles para suscriptores y para el público general desde primeras horas del día en plataformas como Spotify y Apple Podcast.
El debate sobre Palestina no es sólo diplomático, es una crisis humanitaria en desarrollo que la comunidad internacional debe abordar más allá del reconocimiento formal, alertan analistas y corresponsales. La paradoja de homenajear un estado mientras su capital humana y territorial se desvanece marca una de las mayores contradicciones globales de la actualidad.
