El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, ha obligado a dimitir a la consejera de Salud y Consumo, Rocío Hernández, tras el escándalo generado por fallos en el cribado del cáncer de mama que afecta a al menos 2.000 mujeres.
Hace apenas una semana, Hernández descartó abandonar el cargo. En una declaración tensa afirmó:
«Eso sería lo fácil. Mi responsabilidad va más allá y es que el sistema mejore».
Sin embargo, el desgaste político fue insostenible y este miércoles a última hora Moreno Bonilla anunció en una comparecencia inesperada la renuncia de la consejera.
En la misma intervención, el presidente andaluz reconoció que el protocolo vigente ha sido heredado del PSOE, aprobado en 2011, y que ya se está desplegando un «plan de choque para resolver todas las incidencias». También confirmó la apertura de una investigación interna para esclarecer qué provocó los errores reiterados en el cribado.
El escándalo ha generado críticas desde distintos frentes. El portavoz de VOX, Manuel Gavira, cargó duramente contra el gobierno autonómico:
«El problema es la gestión del PP. El problema se llama Juan Manuel Moreno Bonilla y debe irse a su casa».
Gavira recordó que bajo el mandato del líder popular ya van tres consejeros de Salud, criticando además la tibieza de respuestas ante la crisis.
La polémica ha puesto en evidencia problemas estructurales en un servicio clave y ha sacado a la luz las dificultades para gestionar un sistema sanitario que, según el propio Moreno Bonilla, arrastra protocolos obsoletos y decisiones políticas del pasado.
El PP ha defendido al presidente autonómico y atribuye los errores a problemas de gestión en la sanidad pública andaluza. Aún así, la sombra de la crisis sanitaria se extiende y resta confianza en la capacidad de la Junta para garantizar la salud de las mujeres afectadas.
Los próximos días serán decisivos para conocer el alcance total del escándalo y las medidas que se implementarán para evitar que vuelva a ocurrir un fallo de semejante gravedad.
