Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, intenta retomar el control tras una fuerte crisis en la gestión sanitaria que ha erosionado su imagen y generado nervios dentro del PP andaluz, a semanas de un congreso que debía ser un trámite triunfal.
La polémica por los fallos en los cribados masivos ha sido un golpe inesperado para Moreno, que admitió haberse sentido “superado” por la situación, un escenario que, según su círculo cercano, ha sido peor que los momentos más duros de la pandemia. La crisis ha abierto grietas en su discurso de estabilidad y gestión ejemplar, algo que sus equipos consideran fundamental para afianzar la mayoría absoluta obtenida en 2022.
Desde la presentación reciente de sus memorias, Moreno planeaba un congreso con obsesión por “Siempre Andalucía”, lema que busca distanciar su figura y la marca regional del PP del perfil nacional y de la influencia de Vox. Sin embargo, las últimas semanas han sido un sacudón. El desgaste político ha dejado al presidente con una hoja de ruta fracturada y a la expectativa frente a posibles movimientos electorales del presidente Pedro Sánchez, quien podría convocar generales anticipadas coincidiendo con las autonómicas andaluzas, previstas para mayo o junio.
El congreso del PP-A, donde se defiende la continuidad del equipo liderado por Antonio Repullo, secretario general, se presenta como clave para ordenar el panorama político y preparar el terreno electoral bajo el argumento del riesgo que supondría romper la estabilidad o permitir que Vox siga creciendo.
Moreno confía en que la desunión de la izquierda sea su aliada principal. Asegura que mientras los partidos a la izquierda del PSOE sigan divididos, no sumarían mayoría. En 2022 ya captó el 31% del voto de Vox y el 16% del PSOE, resultado que mostró la eficacia de su “estrategia atrapapolítica”, que seduce a socialistas desencantados y aleja el voto hacia la extrema derecha.
El PP andaluz ha experimentado una modernización profunda desde 2014, cuando Moreno llegó siendo un político desconocido con poca presencia en el territorio. Hoy, ese cambio, impulsado desde la calle San Fernando con métodos innovadores y análisis de datos, ha sido clave para alcanzar alcaldías impensables y consolidar la gestión regional.
La otra gran incógnita para Moreno es el voto joven, con un caladero cada vez más importante para Vox, y la percepción negativa en mujeres tras la crisis sanitaria. Estos factores complejizan el panorama justo cuando Feijóo enfrenta otras derrotas en comunidades como Valencia o Extremadura, y Vox presiona con fuerza desde la derecha.
En resumen, Juanma Moreno llega a las urnas con indicios de desgaste institucional, la posible pérdida de la mayoría absoluta y una oposición fragmentada pero alerta. El milagro de 2018 y la mayoría histórica de 2022 quedan lejos, y ahora la prioridad es evitar que la crisis sanitaria dañe más su gestión y que el tirón de Vox condicione la política andaluza.


































