Paul Scholes, leyenda del Manchester United y de la selección inglesa, ha tomado la decisión de apartarse casi por completo de su vida pública y profesional para dedicar su tiempo al cuidado de su hijo Aiden, diagnosticado con autismo severo.
El ex centrocampista, conocido por su discreción, abandonó recientemente su papel como comentarista habitual de partidos de la Premier League y competiciones europeas en televisión británica para centrarse en las necesidades especiales de Aiden, que tiene 20 años y requiere atención y supervisión constantes. Este cambio radical afecta al día a día de Scholes, que acompaña a su hijo siguiendo un horario estricto.
En una entrevista reciente en el podcast Stick to Football, Scholes explicó su decisión:
«Tomé una decisión este año por Aiden, considerando sus necesidades especiales. Mi trabajo ahora gira en torno a sus rutinas, y todo lo que haga estará centrado en él».
Mientras sus excompañeros del United se han volcado en carreras como entrenadores o comentaristas, Scholes recalca su prioridad familiar. Su esposa, Claire, ha sido un apoyo fundamental en esta etapa que él mismo define como una lucha constante y un ejercicio de amor y sacrificio.
El exfutbolista ha hablado en varias ocasiones sobre cómo la realidad del autismo le ha cambiado la perspectiva de la vida. «El autismo te enseña a ser humilde y a entender que hay cosas que ni el dinero ni la fama pueden solucionar», dijo.
Su caso ha contribuido a visibilizar las dificultades que enfrentan muchas familias con hijos con autismo en Reino Unido, una condición que afecta a millones en todo el mundo. Padres como Scholes deben reajustar por completo su vida, dejando atrás proyectos y trabajos para brindar el apoyo necesario.
Los admiradores del ex jugador hoy reconocen otro tipo de símbolo: un padre entregado que ha convertido el cuidado de su hijo en su prioridad absoluta, muy lejos del brillo de los estadios y la fama.
						
									
































