El Racing de Ferrol vuelve a enfrentar un viejo problema: las dobles expulsiones. En sus últimos 39 partidos, el conjunto gallego ha sufrido la pérdida simultánea de dos jugadores en el campo, un lastre que complica su rendimiento en la temporada.
El duelo reciente contra el Lugo dejó claro que el Racing no se rinde. El equipo mostró actitud y entrega hasta el final, pero la expulsión de dos futbolistas condicionó el choque. Además, afloraron críticas contra el arbitraje y el funcionamiento del sistema de videoarbitraje FVS, que no terminó de convencer a jugadores, cuerpo técnico ni a la afición.
Esta afición, sin embargo, sigue mostrando un apoyo sólido al proyecto actual del club, un factor clave para manejar la presión y mantener la moral alta a pesar de las adversidades. Pero el escenario es complicado: jugar con inferioridad numérica y la incertidumbre que genera el arbitraje son factores que el Racing debe superar si quiere tener opciones reales esta temporada.
El uso imperfecto del FVS se ha convertido en un foco de debate recurrente en la Segunda División y la Primera RFEF, y el Racing de Ferrol está en el centro de esa polémica. El equipo exige mayor claridad y una mejora en los protocolos de videoarbitraje para evitar decisiones controvertidas que terminan afectando el resultado.
Con 39 enfrentamientos con dobles expulsiones acumuladas, el Racing de Ferrol se enfrenta a un profundo desafío disciplinario que amenaza su competitividad. El club deberá trabajar en aspectos tácticos y psicológicos para sobreponerse a esta dinámica que históricamente le ha hecho perder partidos clave.
Por ahora, el conjunto ferrolano sigue firme en la pelea, con la afición como brazo fuerte, mientras espera soluciones en el arbitraje y un cambio en la tendencia que tanto daño le ha hecho.
