El Real Madrid convirtió Valdebebas en un escenario de película para celebrar Halloween después del triunfo en el Clásico, pero la fiesta dejó una ausencia inesperada: Rodrygo.
Mientras Vinicius se disfrazaba de payaso terrorífico y celebraba con su pareja Virginia Fonseca vestida de Cruella de Vil, y Militão apostaba por la ironía disfrazado junto a su familia de la Familia Addams, Rodrygo brilló por no aparecer ni en fotos grupales ni privadas. Una señal más en un momento complicado para él en el equipo de Xabi Alonso, con pocos minutos, cero goles y la sensación de no encajar del todo.
El contraste es claro: Vinicius y Militão usan la fiesta para reforzar su unión y ánimo, mientras el brasileño lucha en silencio por recuperar su mejor versión. Endrick y Gabriely tampoco faltaron, con sus disfraces clásicos de Chucky, pero Rodrygo permanece fuera del foco, justo cuando el Madrid más necesita todos sus efectivos en forma.
Este es un episodio relevante porque la ausencia en las celebraciones del vestuario, tan habituales como las victorias, habla más fuerte que las palabras. El Real Madrid enfrenta un calendario intenso y no puede permitirse desconexiones. El reto para Rodrygo es volver a ser imprescindible en el ataque blanco, donde su rendimiento amplifica todos los demás.
Las fiestas ayudan a la unión, pero aquí manda el balón y los goles. En la próxima cita con el balón rodando, Rodrygo tendrá una oportunidad para demostrar que no es un jugador invisible. La afición espera que vuelva a ser aquel jugador clave que suma y hace temible el ataque del Real Madrid.
 
						
									


































 
					 
								
				
				
			 
							 
							 
							 
							 
							 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				