Pedro Sánchez aprovechó su intervención en la asamblea de líderes mundiales en Belém, previa al inicio de la cumbre climática COP30, para confirmar que España avanza en un impuesto a vuelos premium y jets privados. “Quien más contamina, debe pagar”, afirmó Sánchez ante jefes de Estado y ministros, defendiendo la medida como justa.
El presidente español llegó a Brasil para tomar parte en las negociaciones que marcarán la agenda climática global. Durante su discurso, Sánchez destacó la transición energética de España, señalando un aumento del 140% en capacidad de energía solar y eólica en los últimos años, y reafirmó que el país está cumpliendo objetivos climáticos clave.
España superará los 1.700 millones de euros en financiación climática internacional en 2024, centrada en adaptación y desarrollo, y ya ha eliminado el apoyo público a los combustibles fósiles. El mandatario explicó que estas acciones sitúan a España como líder en política climática en Europa y el mundo.
El anuncio del impuesto a jets privados llega en coincidencia con el impulso de medidas similares en otros países, impulsadas para atacar uno de los sectores con mayor huella de carbono. Sánchez recordó que España ha sido uno de los principales motores para que Europa acordara reducir emisiones en un 90% para 2040.
El presidente español fue claro al citar las consecuencias inmediatas del cambio climático: más de 20.000 muertes por olas de calor extremas en España en cinco años, las 229 víctimas mortales de la DANA en Valencia y los incendios devastadores del verano pasado. “Estos daños son la prueba de que debemos acelerar la acción ya”, sentenció.
Su intervención se enmarca en un día donde líderes como el Reino Unido, Francia y Colombia instaron a dar más impulso a la lucha climática a nivel mundial. Asimismo, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que seguir apostando por fósiles es “autodestructivo”.
Desde que asumió el cargo, Sánchez ha dejado clara su apuesta en cada cumbre climática, aportando fondos y promoviendo alianzas internacionales, como en Dubái y Sharm el-Sheikh. Ahora, España redobla esfuerzos con medidas concretas para que los más contaminantes paguen su parte, empezando por sectores de lujo como el de aviación privada.


































