Umberto Eco dejó una lista clave para identificar señales claras de lo que llamó el “fascismo eterno”, un fenómeno que puede aflorar en cualquier sociedad con solo un indicio.
Eco estableció 14 indicadores que, si se presentan aunque sea uno, pueden “hacer coagular una nebulosa fascista”. El primero es el “culto a la tradición”, que va más allá de respetar costumbres; implica venerarlas como únicas y absolutas. El segundo rasgo es el rechazo frontal a la modernidad y al racionalismo. Esto va acompañado por una entrega total a la acción y un desprecio hacia la labor intelectual, que se considera innecesaria o traidora.
Otro de sus puntos clave es la negación de la crítica: para esta lógica, cualquier desacuerdo se interpreta como una traición. También destaca el miedo a lo diferente, que se convierte en un motor del fascismo, junto al aprovechamiento sistemático de la frustración social para generar enfrentamientos.
Estos elementos no surgen en aislamiento. La mezcla de veneración ciega a tradiciones, rechazo a cambios, intolerancia y manipulación social alimenta ambientes donde el fascismo puede resurgir. Eco alertó que basta que uno de estos rasgos aflore para que la amenaza tome forma, por lo que el signo de alerta debe mantenerse activo.
En España, donde el debate sobre autoritarismos y extremismos está vivo, recordar estas señales es fundamental para identificar y prevenir dinámicas peligrosas a tiempo. El legado de Eco sigue vigente en la vigilancia contra la erosión de valores democráticos y culturales.


































