2,4 millones de franceses tenían más de un empleo en 2022, según datos recientes del Insee, un 7,8% del total de trabajadores en el país. La pluriactividad responde tanto a la búsqueda de ingresos extra como a la necesidad económica en un contexto donde la pobreza alcanzó un nivel récord.
El Insee alertó que en 2023 la tasa de pobreza subió a 15,4%, la más alta desde 1996, empujando a muchas personas a buscar múltiples fuentes de ingreso para cubrir gastos crecientes, especialmente vivienda y alimentación.
Florian Carbiener, un comercial que se convierte en DJ por las noches, cuenta a TF1 que sus dos trabajos le reportan unos 2.000 euros adicionales al mes. “Me gustan los dos y no quiero elegir”, afirma, admitiendo que coordinar horarios es un reto, pero lo maneja bien.
“Es el deseo de autonomía y la necesidad financiera lo que empuja a muchos a tener varios empleos remunerados”, explica Bernard Vivier, director del Instituto Superior del Trabajo. “Pero muchos simplemente no pueden llegar a fin de mes con un solo salario”.
Otros trabajadores, como un repartidor y conductor entrevistado por TF1, revelan que ser padre de familia y pagar alquileres caros obliga a triplicar esfuerzos laborales: “Tengo tres hijos, tengo que hacer más para cubrir el alquiler que no para de subir”.
Dos de cada tres personas con múltiples empleos tienen al menos dos trabajos asalariados, mientras otros mezclan actividad por cuenta propia con empleo formal. Este fenómeno refleja una Francia donde cada vez más talento debe repartir su tiempo en varios empleos para mantener estabilizado su presupuesto familiar.
El incremento de la pobreza y la precariedad laboral son claros factores que impulsan esta tendencia creciente. El desafío será cómo el mercado laboral y las políticas sociales abordan la necesidad de ingresos complementarios entre los trabajadores franceses.
