Tanzania se sumerge en un baño de sangre tras unas elecciones presidenciales y legislativas el 29 de octubre marcadas por la exclusión de los principales partidos opositores. Según el portavoz opositor John Kitoka de Chadema, ya suman cerca de 700 muertos en todo el país, con 350 en Dar es Salaam y más de 200 en Mwanza.
El día de las votaciones, se escucharon disparos y ardieron al menos un cuartel policial en la capital económica. Las protestas, inicialmente locales, se extendieron rápidamente por todo el territorio. El gobierno, sin comunicados oficiales sobre las víctimas, mantiene fuerte control sobre hospitales y medios para limitar información mientras el acceso a internet permanece casi bloqueado.
Un investigador de Amnistía Internacional señaló que las fuerzas de seguridad están presentes en hospitales para «controlar el relato» y evitar daños políticos al régimen. A pesar del toque de queda en Dar es Salaam, cientos de manifestantes desafiaron la orden este viernes, mostrando el descontento con la presidente Samia Suluhu Hassan, quien no se ha pronunciado desde los comicios.
Hassan, que asumió el poder tras la muerte de John Magufuli en 2021, enfrenta críticas por reprimir duramente a la oposición. Los principales rivales fueron arrestados, descalificados o forzados a retirarse. Tundu Lissu, líder de Chadema, arrestado en abril, está bajo juicio por traición, un cargo con posible pena de muerte.
En la isla de Zanzibar, foco turístico y político, el partido oficialista CCM fue declarado ganador de las elecciones locales, pero la oposición ACT-Wazalendo denunció fraude, urnas rellenas y expulsión de observadores electorales. Su candidato presidencial en tierra firme fue descalificado, mientras Chadema llamó a boicotear las votaciones.
En una rareza, el jefe de las fuerzas armadas, Jacob Mkunda, calificó a los manifestantes de «criminales» e instó a la calma. El conteo oficial de votos continúa sin anunciar afectación alguna por los disturbios, con resultados favorecedores al partido en el poder. La comunidad internacional, incluido el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, pidió a las autoridades cesar el uso de violencia excesiva.
La situación sigue muy tensa y la crisis política y social amenaza con profundizar la inestabilidad en esta nación clave del este africano, mientras la información real permanece en gran parte oculta bajo censura y bloqueo tecnológico.
 
						
									


































 
								
				
				
			 
							 
							 
							 
							 
							 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				