Varios países africanos están aceptando migrantes expulsados de Estados Unidos, una jugada estratégica para mantenerse en buena posición ante la administración estadounidense.
La decisión llegó tras recibir presiones diplomáticas y propuestas de acuerdos bilaterales, un contraste marcado con la frialdad inicial que mostraron países africanos frente a la petición del Reino Unido en 2021 para recibir migrantes.
Uno de los países pioneros en esta nueva dinámica ha sido Rwanda, que aceptó migrantes expulsados con la intención clara de fortalecer vínculos políticos y económicos con Washington. Según fuentes, la administración Trump fue central para empujar estos acuerdos en años recientes.
La estrategia responde al doble interés de Estados Unidos por devolver a los migrantes irregulares y, al mismo tiempo, usar estas devoluciones como moneda de cambio diplomático.
Un avión del gobierno estadounidense fue fotografiado en enero de 2025 embarcando migrantes para su expulsión, un símbolo claro de esta política que ahora cuenta con varios países africanos como socios puntuales.
Expertos consultados por The New York Times y reportajes de Jeune Afrique revelan que, más allá de la logística humanitaria, estos acuerdos tienden a reforzar la imagen de Estados Unidos en la región pero generan cuestionamientos sobre los derechos y condiciones de los migrantes repatriados.
Por ahora, pocos países africanos han confirmado públicamente su adhesión a estos pactos, pero la tendencia crece con discreción ante la promesa de cooperación y posibles beneficios económicos.
