Cien agricultores franceses, acompañados por quince tractores, arrancaron la jornada de hoy frente al castillo de Versalles para protestar contra el acuerdo de libre comercio Mercosur. La movilización, impulsada por la FNSEA y sus jóvenes agricultores, busca alertar al gobierno sobre los peligros que este tratado representa para el sector agrario nacional.
El presidente de la FNSEA, Arnaud Rousseau, encabezó la acción al amanecer y exigió una respuesta inmediata del Ejecutivo. “El presidente debe reaccionar y el primer ministro tiene que recibirnos urgentemente”, lanzó frente a la emblemática plaza de Armas, convertida por horas en altavoz de la rabia rural.
El foco de la protesta es el proceso de ratificación que acaba de activar la Unión Europea tras semanas de impasse político. Lo que preocupa a los agricultores es la competencia de productos latinoamericanos que no respetan las normas europeas en materia sanitaria y ambiental, y que pondrían en jaque a explotaciones ya en crisis.
Pascal Verriele, secretario general de la FDSEA en Seine-et-Marne y agricultor con 40 años de experiencia, describió el momento como “tocar fondo” tras soportar una acumulación de medidas que favorecen la importación sin controles suficientes, incluyendo supuestos beneficios comerciales para Ucrania con cuotas sin aranceles.
La jornada no se limitó a Versalles. En al menos 70 acciones repartidas en 65 departamentos de Francia, se contabilizaron cerca de 3,000 participantes que salieron a la calle desde regiones como Aube y Hérault, donde la protesta comenzó temprano con tractores, pancartas y reuniones frente a oficinas públicas.
En Versalles, el tono osciló entre la determinación y la convivencia: fogatas improvisadas, café y viennoiseries para los manifestantes, y humo verde en señal de lucha. Una pancarta gigante proclamaba sin ambages: “La revuelta campesina vuelve a Versalles”.
El liderazgo de la FNSEA ya advierte que estas acciones pueden recrudecer en invierno, coincidiendo con la temporada de campo, para mantener la presión política. “Seguiremos motivados y volveremos si es necesario”, enfatizó Rousseau.
Esta protesta es un claro aviso al gobierno francés, que se encuentra en una encrucijada sobre cómo equilibrar la posición tradicionalmente contra Mercosur con las actuales presiones europeas. La movilización marca un nivel alto en la tensión entre campesinos y poder político, con un escenario histórico como testigo.
