Ajay Banga, presidente de la Banque mondiale desde mayo de 2023, acelera una reorganización profunda que cambiará la estructura del grupo financiero internacional. Según revela un correo interno al personal y reporta Jeune Afrique, a partir de principios de 2026 se centralizarán ciertas operaciones entre las ramas públicas y privadas del grupo.
La Banque mondiale integra tres brazos principales: la Banque internationale pour la reconstruction et le développement (BIRD), la Association internationale de développement (IDA) y la Societé financière internationale (IFC), dedicada al sector privado. Hasta ahora, cada entidad operaba de forma bastante separada. El plan de Banga consolidará procesos clave para ser más eficiente y coherente, especialmente en regiones donde la institución juega un rol decisivo como África.
Este movimiento es un “big bang” interno que no tiene precedentes desde la creación del grupo. Aunque los detalles exactos de la integración aún no son públicos, apunta a eliminar redundancias y potenciar el impacto de las inversiones y préstamos. África, foco tradicional de acción de IDA y BIRD, está en el epicentro de este cambio.
La fusión puede facilitar un acceso más fluido a financiamiento tanto público como privado, pero expertos y actores locales observan con cautela. Su impacto real sobre proyectos en el continente aún es incierto y dependerá de la implementación concreta que el equipo de Banga ponga en marcha entre Washington y las oficinas regionales.
Banga, ex CEO de Mastercard, asumió la presidencia en medio de críticas sobre la lentitud y fragmentación interna del grupo. Desde entonces, busca renovar la eficiencia y relevancia de la Banque mondiale para enfrentar nuevos retos globales como la crisis climática y la reducción de la pobreza.
La integración prevista para 2026 marcará un antes y un después en la forma en que el banco financia infraestructuras, educación y desarrollo privado en países en vías de desarrollo. Es el mayor movimiento estratégico desde años, con África como pieza clave.
El asunto genera ya debate en círculos económicos internacionales y comunitarios africanos, que exigen transparencia sobre cómo afectará esto a la gobernanza y prioridades del banco. El reloj avanza rápido. Banga tiene menos de un año para plasmar esta renovación en hechos.
