El número de quiebras empresariales en Alemania alcanzó en julio su nivel más alto en doce años con 2.197 casos, según datos provisionales de la Oficina Federal de Estadística.
Esto supone un aumento del 13,4 % respecto a julio de 2024 y confirma una tendencia creciente inquietante para la economía alemana. En total, incluyendo procedimientos de insolvencia de particulares y sucesiones, se registraron 12.597 quiebras en ese mes.
La Cámara Alemana de Comercio e Industria (DIHK) alerta sobre una “ola de quiebras” y prevé que para fin de año el número superará las 22.000, un promedio de 66 al día. En septiembre, las quiebras aumentaron otro 10,4 % en comparación anual.
Los sectores más afectados son el transporte y almacenamiento, con una tasa de 12,7 quiebras por cada 10.000 empresas, más del doble de la media nacional (6,3). Hostelería, restauración y servicios económicos también sufren incrementos importantes, con tasas cercanas a 9,9.
Los expertos apuntan a varios factores: la desaceleración económica, caída en la producción industrial y el aumento de costes para exportadores, afectados por aranceles más altos hacia Estados Unidos. El monto total de deuda de los acreedores subió de 3.200 a 3.700 millones de euros en un año.
Volker Treier, analista jefe de la DIHK, advirtió: “Es urgente implementar reformas de gran calado para mejorar el entorno empresarial y aliviar la carga financiera”.
Treier señaló en particular los elevados costes de la energía, donde Alemania registra un precio medio por kWh industrial de 27,14 céntimos, por encima de la media europea de 22,3 céntimos. También destacó los altos gastos en personal, impuestos (entre 28 y 30 %) y la burocracia que afecta a casi la mitad de los empresarios.
Además, la situación de los hogares privados se ha deteriorado, con 7.553 casos de insolvencia en julio, un 12,9 % más que el año anterior, lo que añade presión al consumo y la demanda interna.
La DIHK reclama medidas urgentes para reducir costos y simplificar trámites, recordando que solo una mejora global en las condiciones de localización industrial permitirá dar aire a las empresas y evitar una crisis estructural más profunda.
El aumento continuado de quiebras coincide con un contexto de incertidumbre económica en Europa, y podría poner en riesgo también las cadenas productivas que afectan al conjunto del continente. El gobierno alemán afronta ahora la presión para acelerar reformas que impulsen competitividad y estabilidad.
