La estación balnearia catalana de Roses, muy visitada por turistas franceses, lanzó una alerta sanitaria tras detectar niveles ligeramente elevados de trihalometanos (THM), compuestos químicos vinculados al cloro usados para desinfectar el agua potable.
Desde hace dos días, el Ayuntamiento de Roses aconseja a los habitantes no beber directamente el agua del grifo sin antes hervirla durante al menos un minuto. Esta medida preventiva llega luego de un control que reveló valores superiores a los límites recomendados, aunque aún dentro de los parámetros de la OMS.
Los trihalometanos podrían aumentar el riesgo, a largo plazo y con exposición prolongada, de cáncer de vejiga y otras afecciones, pero no hay riesgo sanitario inmediato según las autoridades. El municipio trabaja junto con el Consorcio de Aguas de la Costa Brava y la Société Générale des Eaux de Barcelona (AGBAR) para corregir la situación, prevista para normalizarse a inicios de diciembre.
Además de hervir el agua, los residentes deben conservarla en recipientes abiertos durante 24 horas para permitir la evaporación de estos compuestos y ventilar bien baños y cocinas. También se recomienda limitar la duración de duchas y baños para reducir la exposición al vapor con THM.
En medio de esta alerta, la policía local ha advertido sobre estafadores que se hacen pasar por técnicos para ingresar en domicilios y cobrar por falsas inspecciones del agua. El Ayuntamiento insiste en que ninguna empresa está autorizada para realizar controles sin declaración oficial y pide denunciar cualquier sospecha.
Roses está a decenas de kilómetros de Perpignan, en los Pirineos Orientales, y es uno de los destinos favoritos de turistas franceses en la Costa Brava, por lo que esta advertencia se sigue con atención en el sur de Francia.
Las autoridades seguirán informando sobre la evolución de la calidad del agua y las medidas de seguridad. Por ahora, el mandato es claro: hervir el agua antes de consumirla o cocinar.
