Francia enfrenta una fuerte ola de antisemitismo desde el ataque terrorista del 7 de octubre de 2023, cuando Hamas atacó Israel, provocando más de 1.200 muertos y cientos de rehenes. La respuesta militar israelí en Gaza aumentó aún más la tensión. En este contexto, los actos antisemitas en Francia se han disparado a niveles alarmantes.
Las cifras oficiales entregadas a las autoridades revelan un aumento brutal: 1.676 ataques antisemitas en 2023, frente a 436 en 2022, y ya se cuentan 1.570 para este año.
Para judíos como Benjamin, un trentón parisino, la inseguridad es palpable hasta en la vida cotidiana: oculta su estrella de David para no ser identificado y admite que la discriminación y el odio se vuelven “normales”. “Cuando son los judíos los que sufren, mucha gente se queda callada”, lamenta.
“Una época de aumento del antisemitismo nunca termina bien, siempre empeora”, dice Benjamin.
Otro testigo, David, denuncia un “silencio generalizado” que paraliza, mientras que Anna y Raphaël, jóvenes padres, creen que la violencia y las palabras problemáticas se han normalizado en su entorno. La comunidad siente que las causas del conflicto en Oriente Medio se usan para justificar agresiones directas en Francia.
Victor, exiliado venezolano activo en asociaciones de izquierda, lamenta la pérdida del apoyo incluso de antiguos aliados políticos. “Se olvidan los valores y nuestro respeto mutuo”, se queja.
La legitimación del odio tiene al menos un común denominador: la crisis en Gaza. Benjamin critica que los delitos se justifican asumiendo que todos los judíos son responsables de las acciones del gobierno israelí, especialmente con Benjamin Netanyahou.
“Estamos en un episodio de histeria colectiva global, la violencia se desborda”
La inseguridad no se limita a amenazas verbales. Benjamin confiesa que no se ha sentido tan amenazado desde el asesinato de Ilan Halimi en 2006 o los atentados de Mohamed Merah en 2012. Ahora, incluso piensa en aprender hebreo “por si tiene que irse”.
La policía refuerza la vigilancia, pero la comunidad considera imposible una protección total. “No se puede poner un policía detrás de cada judío, cada uno es un objetivo”, afirma Benjamin.
Anna y Raphaël temen por la seguridad de su hija y barajan la opción de abandonar Francia, algo antes impensable para ellos.
Mientras tanto, David insiste en quedarse para defender la memoria de las víctimas del antisemitismo en Francia y Europa. Victor cierra advirtiendo que el empeoramiento de la situación debe impulsar resistencia activa para evitar repetir la historia.
