Las autoridades chinas arrestaron este viernes a Jin Mingri, fundador de la conocida Iglesia de Sion, una congregación protestante no registrada que opera como iglesia clandestina. La detención ocurrió en su domicilio en la región sureña de Guangxi. Se le acusa de “sospecha de uso ilegal de redes de información” por difundir mensajes religiosos en internet.
Jin Mingri, junto con al menos seis pastores de otras ciudades, fue detenido en una operación policial que incluyó registros en sus hogares y la confiscación de equipos electrónicos como teléfonos y computadoras. Cuatro pastores fueron liberados tras interrogatorios, pero Jin y otros siguen bajo riesgo de sanciones por “difusión ilegal de información religiosa”.
La Iglesia de Sion fue creada en 2007 en Pekín y llegó a reunir cerca de 1500 fieles antes de ser disuelta por el gobierno en 2018. Desde entonces, la iglesia mantuvo sus actividades mediante videoconferencias y reuniones secretas en unas 40 ciudades del país, aumentando así su número de miembros a pesar de la presión estatal.
La hija de Jin, Grace Mingri, denunció que estos arrestos son un “ataque flagrante contra la libertad religiosa”. Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, condenó las detenciones este domingo y exigió la “liberación inmediata” de los detenidos, alertando sobre la hostilidad del Partido Comunista chino hacia los cristianos que practican fuera del control estatal.
El portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Lin Jian, dijo no estar al tanto de las detenciones y rechazó la injerencia de Estados Unidos en asuntos internos bajo el pretexto de la religión.
Esta nueva oleada represiva ocurre en un contexto donde varias iglesias domésticas no oficiales enfrentan detenciones y persecuciones desde hace meses. El régimen intensifica su control sobre cualquier grupo religioso que opere fuera de las rígidas estructuras oficiales.
El arresto de Jin Mingri es una señal clara de la presión continua del gobierno chino sobre las comunidades religiosas independientes, que buscan preservar su fe sin ceder al control estatal.
