Los diputados de la Asamblea Nacional rechazaron este viernes la propuesta de la llamada tasa Zucman, un impuesto diseñado para gravar a las grandes fortunas. La medida, impulsada por la izquierda, recibió 172 votos a favor pero fue derrotada con 228 votos en contra, principalmente de la derecha y el centro.
La tasa buscaba un mayor reparto fiscal para combatir la acumulación de riqueza, una vieja demanda en Francia, donde la riqueza extrema genera rechazo social y político. Sin embargo, en el hemiciclo se escucharon advertencias fuertes: los opositores a la tasa auguraron “famine económica” y “disette financiera” si se tocaba el “magot” de los más ricos.
El Partido Socialista, que inicialmente apoyaba la iniciativa, perdió la fe tras prever que la medida no pasaría y comenzó a buscar alternativas en Matignon, claramente evitando un enfrentamiento directo. El resultado fue un claro revés para la izquierda, y la medida quedó fuera del orden del día.
Sébastien Lecornu, ministro encargado, tendrá que encontrar una nueva fórmula fiscal para negociar con Olivier Faure y los socialistas, en busca de un compromiso que permita avanzar en la lucha contra la evasión y optimización fiscal.
Este debate sirvió para desglosar por primera vez en el Parlamento temas como déficit público, fraude fiscal, ayudas empresariales y presión impositiva. Se puso en foco la sofisticada optimización fiscal que practican los muy ricos con la ayuda de juristas especializados, una realidad que lleva años sin solución efectiva.
La votación mostró que, pese al rechazo, la política francesa sigue aprendiendo a ceder y buscar acuerdos complejos en materia económica. No obstante, el rechazo de esta medida emblemática deja claro que la batalla por gravar a los más ricos en Francia sigue lejos de resolverse.


































