El jefe de la junta militar en Mali, Assimi Goïta, firmó el 7 de octubre un decreto para destituir a once oficiales del ejército—generales, tenientes coroneles, capitanes y un suboficial—acusados de planear un intento de golpe de Estado en agosto.
Entre los expulsados destacan los generales Abass Dembélé, ex gobernador de Mopti, y Nema Sagara, pieza clave en la estructura militar hasta su arresto. Los militares fueron detenidos en agosto, señalados por la junta de querer “desestabilizar las instituciones de la República”.
La purga confirmó tensiones crecientes entre Bamako y París: la operación incluyó a Yann V., agente francés de la DGSE, acusado de movilizar tanto a miembros del ejército como a civiles en este complot. Francia negó las acusaciones y respondió en septiembre suspendiendo su cooperación antiterrorista con Mali y expulsando a diplomáticos malienses.
En represalia, la junta expulsó a cinco empleados de la embajada francesa. Mientras tanto, Yann V. sigue detenido en un lugar secreto en Mali, similar a la situación de los oficiales malienses, que estarían recluidos en el campamento militar de Kati.
La dimisión de estos altos mandos es una señal clara de la intención de Goïta de consolidar su control sobre el ejército. Hasta ahora, la junta había comunicado previamente haber frustrado intentos similares, pero nunca con figuras tan influyentes.
La junta incluso difundió públicamente las imágenes de los detenidos en televisión nacional en horarios de alta audiencia, buscando desacreditar a Dembélé y Sagara al presentarlos como “traidores”. Esto forma parte de una estrategia para aislar a aquellos con discrepancias estratégicas, como Dembélé, a quien ya intentaron marginar nombrándolo gobernador de una región conflictiva y luego propuesto como embajador en Canadá, cargo que rechazó.
Estas medidas vienen a tensar aún más un ambiente político ya volátil desde los golpes de Estado de 2020 y 2021 que expulsaron sucesivamente al presidente Ibrahim Boubacar Keïta y a los líderes civiles de transición.
Con estos actos, la cúpula militar busca eliminar cualquier oposición interna y enviar un mensaje de firmeza tanto dentro del ejército como hacia actores externos, en un momento donde las relaciones con Francia permanecen congeladas.
