Un alumno de 14 años atacó con un cuchillo a una profesora en el colegio Robert Schuman de Benfeld, en Bas-Rhin, y tras la agresión se autoinfligió heridas graves. El joven, en estado crítico, permanece entre la vida y la muerte.
La víctima es una profesora de música sexagenaria, herida pero fuera de peligro. El ataque tuvo lugar este miércoles 24 de septiembre y ha generado preocupación en la comunidad educativa.
El agresor estaba bajo sanción disciplinaria tras mostrar un “gusto por las armas” y referencias nazis, incluido el dibujo reciente de símbolos SS en su cuaderno. El caso ya había sido reportado tanto al fiscal como al prefecto, indicó Elisabeth Borne, ministra de Educación.
El joven, diagnosticado con una discapacidad psíquica y una enfermedad genética, estaba escolarizado en 3º ESO y bajo tutela del servicio social Aide Sociale à l’Enfance (ASE). Sin antecedentes penales ni historial de violencia, su caso puso en debate la dificultad para aislar a alumnos con riesgos latentes sin acciones concretas.
“Tant qu’il n’y a pas d’actes, on ne peut pas mettre à l’écart un élève”, afirmó Géraldine Duriez, psicóloga educativa y secretaria nacional del sindicato FSU.
Duriez explicó que la detección y el seguimiento se hacen mediante células de vigilancia internas con personal sanitario y educativo, que evalúan casos de alumnos con necesidades particulares o comportamientos preocupantes. Sin embargo, la realidad es que los recursos son limitados.
Actualmente, los psicólogos escolares atienden entre 1.400 y 1.800 alumnos cada uno, y un tercio de las plazas están vacantes por falta de candidatos. El problema se agrava en regiones como Alsacia, donde la oferta de profesionales es insuficiente, a pesar de que la salud mental ha sido declarada gran causa nacional en 2025.
Tras el ataque, la ministra Borne recordó la existencia de estas células pero admitió las limitaciones para proteger tanto a profesores como a alumnos en riesgo latente que aún no han actuado.
La fiscal Clarisse Taron indicó que el joven había sido objeto de sanciones previas y que se estaba preparando una nueva medida disciplinaria antes del ataque.
Este episodio añade presión al sistema educativo para reforzar el seguimiento psicológico y la intervención precoz, pero evidencia una brecha entre la necesidad y los recursos disponibles en Francia.
