Un terreno privado en Noyarey, Isère, se ha convertido en un improvisado vertedero con decenas de trotinetas y bicicletas eléctricas, además de electrodomésticos abandonados, según un video que ya suma más de 9.000 “me gusta” en Instagram desde el 14 de octubre.
Las imágenes, grabadas en un terreno comprado hace cuatro años a EDF, el Estado y un particular por un comerciante de residuos, generaron polémica y protestas en redes. El propietario defiende la actividad en el terreno, asegurando que es una zona que lleva sirviendo como depósito desde su infancia.
“Desde que soy pequeño, este sitio es una décharge”, dijo el comerciante, que cuenta con cinco empleados y un negocio que facturó 1,8 millones de euros, para luego exigir una mediación y más tiempo – solo tiene seis meses para regularizar la situación.
Dott, la empresa propietaria de las bicicletas y patinetes, aclaró que estos vehículos abandonados están fuera de servicio y que los componentes peligrosos, como las baterías, ya han sido retirados. Además, señalaron que el material está entregado a empresas locales para reciclaje y que no representa peligro sanitario ni de seguridad.
Sin embargo, Dott condenó la imagen que este depósito genera, asegurando que no cumple con sus estándares y calificó la situación como inaceptable.
El Ayuntamiento de Noyarey pide la reubicación inmediata de la actividad por estar demasiado cerca del río Isère, riesgo que preocupa a la población y a las autoridades locales. El propietario del terreno se mostró abierto a invertir para cumplir con las normas, incluido instalar un sistema de decantación, pero reclama un plazo mayor para completar los trámites.
Este caso pone en evidencia las dificultades para gestionar residuos electrónicos en la región y la presión sobre pequeñas empresas para adaptarse a las normativas ambientales.
Por ahora, el cruce entre denunciantes, empresa de servicios de movilidad, y propietario del terreno sigue abierto mientras la alcaldía exige acción para evitar contaminación en zona natural sensible.
