Berlín prepara un salto en su sistema de vigilancia con un nuevo proyecto de ley que ampliará el uso de cámaras inteligentes capaces de analizar el comportamiento de los ciudadanos en tiempo real. La iniciativa, anunciada por el Senado berlinés, busca dotar a los servicios de protección de la Constitución local de herramientas más poderosas para supervisar espacios públicos y privados.
El proyecto, presentado en mayo de 2025, introduce sistemas con inteligencia artificial que van más allá de la simple grabación: analizarán patrones de movimiento para detectar actos sospechosos como peleas o caídas y generarán alertas automáticas para la policía. Desde septiembre, estos sistemas ya se prueban en Hamburgo y Mannheim usando tecnología del Instituto Fraunhofer.
Además de extender la videovigilancia en la ciudad, se plantea obligar a centros comerciales, instalaciones deportivas y parkings a compartir sus imágenes con las autoridades. También se busca facilitar el acceso a la vigilancia domiciliaria, eliminando barreras legales vigentes. Sin embargo, la ley limita el derecho de los ciudadanos a saber si están siendo vigilados, exigiendo una justificación “legítima” para ese acceso informativo, lo que reduce la transparencia.
Defensores de los derechos fundamentales y expertos en protección de datos, como la Gesellschaft für Freiheitsrechte, advierten que esta expansión pone en riesgo las libertades individuales y abre la puerta a una vigilancia masiva sin suficiente control. Temen que los algoritmos usados puedan discriminar o generar falsas sospechas, y critican la falta de supervisión estricta sobre el tratamiento de datos.
Contexto y comparación internacional
En Alemania, según un estudio de 2024 de Weber Protect, existen al menos 1,3 millones de cámaras en espacios públicos, concentradas principalmente en puntos de tráfico, transporte y zonas sensibles. Berlín registra unas 4 cámaras por cada 1000 habitantes, cifra muy inferior al resto de Europa. Por ejemplo, Londres tiene cerca de 600 cámaras por kilómetro cuadrado, y Dubai lidera con más de 8500 cámaras.
Las cámaras alemanas funcionan en dos modalidades: vigilancia permanente en lugares con riesgo continuo como estaciones o aeropuertos, y vigilancia activada sólo ante eventos específicos (movimientos o sonidos) para proteger datos personales. Este último método se está usando en la estación de autobuses en Tübingen y en propiedades privadas para evitar grabaciones constantes.
El debate en Berlín sigue polarizado. Mientras el gobierno insiste en que la vigilancia reforzará la seguridad y la eficacia policial, las organizaciones de derechos exigen mayor transparencia y límites claros para evitar el control excesivo sobre la población.
