El acceso a internet en Camerún está gravemente limitado hoy, once días después de las elecciones presidenciales del 12 de octubre y a tan solo cuatro días de que se anuncien los resultados oficiales.
La organización independiente NetBlocks confirmó una interrupción masiva en la conectividad, afectando no solo al país, sino también a regiones vecinas. Un gráfico compartido en la red social X muestra una caída abrupta en el acceso digital del 23 de octubre.
La plataforma Ioda, desarrollada por la Universidad de San Diego, corrobora este bloqueo de internet. Usuarios en múltiples ciudades protestan por el fallo y cuestionan la explicación oficial —un supuesto daño en un cable de fibra óptica— que se presenta como temporal.
Esta situación ocurre en un contexto muy tenso: las manifestaciones se extienden en varias localidades, especialmente al norte, donde el líder opositor Issa Tchiroma Bakary llama a mantener la presión sobre el Consejo Constitucional para que respete los resultados reales de las urnas.
Tchiroma, exministro de Comunicaciones, afirma que ganó la elección, aunque los resultados provisionales dados a conocer lo sitúan segundo con 35,19% frente al 53,66% de Paul Biya, presidente desde hace 43 años y que tiene 92 años.
“El Gobierno ha cortado internet en algunas regiones para silenciar las protestas y mantener a Biya en el poder,” denunció la activista Rebecca Enonchong, uno de los principales apoyos de la oposición.
El ministro de Administración Territorial, Paul Atanga Nji, ha advertido a Bakary y a sus seguidores sobre el riesgo de ser acusados de incitar a la insurrección ante cualquier declaración que el Gobierno considere subversiva.
Las protestas se intensifican justo antes de que el Consejo Constitucional publique los resultados definitivos, previstos para el 27 de octubre, después de rechazar todas las impugnaciones de la oposición. La tensión crece en un país donde el control de la información digital se ha convertido en un arma política clara.
La comunidad internacional vigila de cerca, mientras en las calles de ciudades clave como Yaoundé y Garoua la gente desafía la falta de acceso a internet y sigue reclamando transparencia y cambios en el poder.
