El pulso político en Camerún escaló esta semana con una nueva forma de protesta que enfrenta al poder del presidente Paul Biya y a la oposición liderada por Issa Tchiroma Bakary.
Desde su refugio en Nigeria, Tchiroma lanzó el 2 de noviembre un llamado a la “ciudad muerta” para los días 3, 4 y 5 de noviembre. La medida es una forma clásica de exigir el fin del gobierno de Biya, pero en 2025 se ha vuelto un combate también digital para imponer narrativas opuestas sobre el país.
“Ciudad muerta del 3 al 5 noviembre, será nuestra manera de decir no a la dictadura. Haganme confianza, vamos a recuperar nuestra victoria”
El origen del conflicto está en las elecciones presidenciales del 12 de octubre, cuyos resultados oficiales dan la victoria a Biya pero son rechazados por la oposición. El llamado a paro ha provocado un clima tenso en ciudades como Garoua, donde las calles lucen paralizadas y la tensión entre seguidores del gobierno y de la oposición crece.
Esta táctica política de “ciudad muerta” no es nueva en la región, pero ahora incluye un frente virtual donde ambas partes manipulan información para mostrar un país paralizado o indiferente a las protestas. La guerra no solo es en las calles, sino también en redes sociales y medios digitales.
El poder intenta mostrar normalidad, pero las imágenes y testimonios indican bloqueos en mercados, transporte y servicios públicos. La comunidad internacional está vigilando la situación, aunque hasta ahora no ha habido un llamado explícito a la calma o mediación oficial.
El país enfrenta así otro capítulo en su prolongada crisis política que amenaza con desestabilizar aún más la región central de África. Mientras tanto, los ciudadanos quedan atrapados entre el pulso entre dos bandos que utilizan las “ciudades muertas” para medir fuerzas y legitimidad.
































