Desde marzo de 2022, dos cargueros rusos, el Vladimir Latyshev en Saint-Malo y el Victor Andryukhin en Marsella, llevan más de tres años inmovilizados por las autoridades francesas tras las sanciones europeas contra Rusia. Construidos en 2021 y con capacidad para más de 11.000 m3 de carga, estos barcos no han abandonado los muelles desde entonces.
La situación empeora: el armador ruso Alpha LLC ha dejado de pagar gastos clave como combustible, electricidad, tasas portuarias y provisiones. Según Stéphane Perrin, vicepresidente de la región Bretaña, “la novedad es que el armador ya no cumple sus compromisos”.
En Saint-Malo, la empresa Timac Agro, que anticipaba estos costes, acumula una deuda de 200.000 euros desde principios de 2025 y ha lanzado una acción legal para preservar el cargo ante la amenaza financiera.
En Marsella, el agente marítimo AFCC reporta una deuda aún mayor: 450.000 euros adeudados por el armador. Su director financiero, David Lebec, admite la crisis:
“Nos vimos atrapados entre el Estado, los bancos y Rusia, lo que arruinó nuestra tesorería y nos obligó a dejar de gestionar el barco para salvar a cinco empleados.”
Los dos navíos, valorados entre 15 y 20 millones de euros cada uno, están hoy sin seguro, un riesgo grave para la tripulación. Laure Tallonneau, inspectora de la Federación Internacional del Transporte, alerta del peligro:
“Si ocurre un accidente o enfermedad, no hay cobertura ni indemnización. Los marineros dependen de que se les pague y no quieren ser repatriados, pero no miden el riesgo.”
En Saint-Malo, las provisiones apenas alcanzan hasta el 20 de octubre y el combustible está próximo a agotarse, una situación crítica que podría desembocar en el abandono de los barcos.
Stéphane Perrin exige la intervención urgente del Estado para evitar un desastre:
“Es hora de que el Estado asuma responsabilidades. Esto puede acabar en un abandono peligroso de los cargos. Se necesita trasladarlos a un puerto estatal y resolverlo ya.”
Desde la prefectura de Ille-et-Vilaine no hubo respuesta. El Ministerio de Economía asegura no tener constancia de un abandono inminente.
En Marsella, el puerto mantiene el suministro eléctrico y asegura que la situación de la tripulación es “globalmente correcta”, con salarios pagados y relevos realizados, aunque advierten que una emergencia podría requerir ayuda adicional para la alimentación y repatriación de los marineros.
Este caso evidencia las consecuencias duraderas y complejas de las sanciones internacionales, que ahora golpean a empresas y trabajadores en Francia en medio de una crisis logística y humanitaria no resuelta.
