Desde los ataques del 7 de octubre, la CGT de France Télévisions ha elevado su perfil configurándose como una voz potente en la línea editorial del canal público, provocando un fuerte malestar interno. Esta semana el sindicato criticó un reportaje de Claire Koç en France 3 Île-de-France por considerar que adoptaba un “punto de vista comunitario” a favor de la comunidad judía y reproducía las tesis del lobby CRIF.
El artículo cuestionado cubría la conmemoración en París de la masacre en Israel, donde murieron 1.219 personas y 251 fueron tomadas como rehénes. Koç usó palabras como “pogrom” para describir los ataques, lo que enfureció a la CGT, que en un comunicado el 13 de octubre acusó al reportaje de sesgado y le exigió ajustar la narrativa para evitar “comunitarismos”.
Este choque ha generado una tensión palpable en la redacción. Varios periodistas indicaron a JDD que el sindicato no representa a la mayoría, solo un 15 % participa en las elecciones sindicales y muchos desconocen cómo se eligen a los representantes. Denuncian además que la CGT traspasa sus funciones y se inmiscuyen en decisiones editoriales, cuando su verdadera misión debería ser defender a los trabajadores.
Lo más llamativo es que la periodista cuestionada aún no ha recibido ningún respaldo oficial del Sindicato Nacional de Periodistas (SNJ) de France Télévisions, lo que genera aún mayor polémica y un ambiente interno incómodo.
Este conflicto expone la creciente politización y la presión sindical sobre los medios públicos en Francia, en un momento en que la cobertura del conflicto israelo-palestino está bajo escrutinio global. Según fuentes internas, la línea editorial se debate entre dar una visión equilibrada y ceder a presiones ideológicas que podrían comprometer la neutralidad informativa.
La crisis también reaviva el debate sobre la independencia de los medios públicos y el rol político de los sindicatos en las redacciones, un escenario que promete seguir tensionándose en los próximos días.

































