China está desplegando una ofensiva silenciosa en plataformas occidentales para moldear la opinión pública sobre su régimen, según análisis recientes. El gobierno chino ha puesto a disposición una decena de escritores en Substack con hasta 50.000 suscriptores, dirigidos a audiencias selectas como diplomáticos, académicos y periodistas occidentales, informa The Economist.
Estos autores ofrecen interpretaciones favorables de las decisiones políticas de Pekín, traducciones oficiales y análisis que evitan temas controvertidos como Xinjiang, Falun Gong o Hong Kong. No revelan sus vínculos con el régimen, que controla estrictamente toda disidencia y pluralidad de voces.
El control absoluto del Partido Comunista Chino (PCCh) sobre la información es notorio en China, con vigilancia masiva y censura en redes sociales. La estrategia busca influenciar lentamente la percepción occidental y presentar una “relación mutua bienhechora” alineada con la visión oficial del régimen.
Esta maniobra se enmarca en la ambición declarada por Xi Jinping de lograr la dominación mundial para 2049. Los expertos alertan que la información proporcionada no es independiente, sino una forma sofisticada de propaganda que evita los aspectos más oscuros del régimen.
Para entender realmente los objetivos chinos, se recomienda aprender mandarín y consultar especialistas independientes como el canadiense Charles Burton. También se aconseja revisar informes de inteligencia occidental sobre actividades chinas en suelo extranjero, que incluyen represión transnacional, interferencias electorales e intimidación a voces críticas.
La referencia al general chino Sun Tzu es pertinente: “La guerra se basa en el engaño”, resume perfectamente la táctica de Pekín para aparentar transparencia mientras practica manipulación informativa.
En resumen, expertos y analistas llaman a no caer en la trampa de esta sutil pero potente ofensiva de propaganda china en Occidente, que busca imponer una narrativa limpia y favorable a su régimen autocrático.
Imagen clave: vigilancia policial paramilitar en la plaza Tiananmen durante el Congreso Nacional del Pueblo a comienzos del 2025, símbolo de un control férreo sobre la sociedad china.
