Los franceses gastan en promedio 416 euros al mes para mantener su coche, según un estudio revelado por Roole Data esta semana. De ese total, 257 € corresponden a gastos fijos como la compra del vehículo, el seguro y el estacionamiento, costes que pesan incluso cuando el coche no circula.
El resto del presupuesto se destina al uso real del vehículo: combustible o electricidad (100 €), mantenimiento (44 €) y peajes (16 €). Esto muestra que tener un coche es más caro que simplemente conducirlo.
La subida en los precios de los vehículos nuevos explica buena parte del aumento del gasto. Entre 2018 y 2024, el precio promedio de un coche nuevo saltó de 26.000 € a 36.700 €, un alza superior al 40%. La causa combina la mejora tecnológica (SUV, sistemas de seguridad), la electrificación creciente y la inflación.
Comprar un coche nuevo supone un gasto medio mensual de 522 € frente a los 384 € que implica un auto de segunda mano. Esta diferencia está creando una brecha social en el acceso a la movilidad en Francia, con casi tres de cada cuatro compras ya hechas en el mercado de ocasión (74%).
Aleth D’Assignies, Directora de Impacto en Roole, advierte que el aumento de los costes de propiedad y mantenimiento dificulta el acceso a vehículos especialmente para hogares con menos recursos, y provoca un envejecimiento importante del parque automovilístico, sobre todo en coches térmicos, con consecuencias sociales y ambientales.
En el segmento eléctrico, el vehículo de ocasión representa una alternativa más económica, con un gasto mensual promedio de 331 €, bastante inferior a los híbridos enchufables de segunda mano que rondan los 495 €. Los costes más bajos de energía (39 €) y mantenimiento (32 €) explican esta diferencia, aunque la oferta de eléctricos usados todavía es limitada.
El impacto económico es claro: la compra y mantenimiento del coche sigue siendo un peso fuerte para las familias francesas. El mercado de ocasión crece por necesidad, y el acceso a nuevos modelos eléctricos permanece restringido a una minoría.
