En medio de una grave crisis política en Francia, el martes 14 de octubre, el primer ministro Sébastien Lecornu anunció la suspensión de la reforma de las pensiones y renunció a usar el controvertido artículo 49 alineado 3 de la Constitución, una herramienta que permite aprobar leyes sin voto parlamentario.
Anne-Charlène Bezzina, maestra de conferencias en derecho público en Sciences Po y la Universidad de Rouen, describe estas decisiones como un reflejo de la “faillite du politique” que ha sumido al país en una profunda inestabilidad. Según ella, la raíz del problema no está en el sistema político ni en el régimen, sino en la fragmentación y falta de cultura parlamentaria constructiva.
“La Asamblea Nacional está muy fragmentada, con once grupos parlamentarios que priorizan su legitimidad electoral sobre el diálogo y el compromiso”, asegura Bezzina.
La retirada del uso del artículo 49.3, que permite acelerar la aprobación de leyes sin debates ni enmiendas parlamentarias, marca un cambio importante. Bezzina advierte que esta decisión podría fomentar aún más la obstrucción política en un Parlamento ya “inflamable” donde las censuras al gobierno ahora se preparan en cuestión de semanas o días, no años.
Esta suspensión también convierte el debate sobre el presupuesto 2026 en una batalla abierta, con riesgos elevados de crisis parlamentaria. El primer ministro parece haber comprado una “paz parlamentaria muy inestable” al ceder a las demandas de varios grupos, pero la experta teme que esta tregua sea efímera.
Bezzina critica la idea de que el artículo 49.3 sea un “instrumento de brutalización”, y en cambio lo defiende como una herramienta legítima para sancionar conductas obstructivas y mantener el orden legislativo. Subraya que esta cultura parlamentaria, más cooperativa y constructiva como la alemana o la española, aún está lejos de imponerse en Francia.
“Es tiempo de que los diputados acepten la configuración actual del Parlamento y renuncien a imponer su agenda sin consenso”, añade Bezzina.
La izquierda califica la suspensión de la reforma de “primer paso”, pero Bezzina alerta que sin una voluntad real de compromiso, la situación política seguirá siendo precaria.
En resumen, la renuncia a usar el 49.3 y la suspensión de la reforma de pensiones reflejan la crisis profunda en el sistema político francés, marcada por la fragmentación partidaria y la incapacidad para construir mayorías estables. La legislatura enfrenta ahora un futuro de debates explosivos y riesgo permanente de censura.
