Guillaume Prévost, nuevo secretario general de la enseñanza católica en Francia, aseguró recientemente que los docentes pueden rezar con sus alumnos en clase, una práctica que ha generado debate. Esta semana hablamos con profesores para entender cómo se aplica en las aulas.
En una escuela católica bajo contrato con el Estado, Émilie, profesora de CE2, abre cada día con un momento de oración y canto. “Es un instante de interioridad para empezar bien la jornada”, dice. Pero aclara que aquellos que no quieran rezar o pertenecen a otra confesión pueden optar por una meditación en silencio.
Este enfoque busca respetar la diversidad religiosa y las convicciones personales, mientras mantiene la identidad católica de los centros. Los docentes consultados coinciden en que la participación en la oración no es obligatoria y se adaptan a los alumnos de diferentes creencias.
La práctica de rezar en clase se realiza mayoritariamente al inicio del día y dura pocos minutos. Algunos docentes destacan que esta rutina ayuda a crear un ambiente de calma y concentración antes de las lecciones.
El debate sobre la presencia de rituales religiosos en la escuela sigue vivo en Francia, un país con fuerte tradición laica. Sin embargo, el contrato que vincula a estas escuelas católicas con el Estado permite estas iniciativas dentro del marco legal.
Por ahora, la enseñanza católica en Francia continúa promoviendo la oración en las aulas como una opción para los alumnos, respetando siempre el principio de libertad de conciencia.
