Este 27 de octubre se cumplen veinte años de la muerte de Zyed Benna y Bouna Traoré, dos adolescentes de Clichy-sous-Bois que murieron electrocutados tras huir de la policía. El hecho desencadenó una ola de disturbios por toda Francia y sigue siendo un símbolo de las tensiones sociales en el país.
El ex primer ministro Dominique de Villepin, que llevaba solo cinco meses en el cargo en ese momento, publicó un comunicado en el que reconoce que “las mismas fracturas” sociales perduran dos décadas después. Criticó la “negación y abandono” que, a su juicio, persisten en la relación entre la República y los barrios populares.
“Desde ese día, he constatado con inquietud que seguimos en el mismo ciclo de ruptura y desconfianza”
De Villepin admitió que su gobierno cometió errores al reproducir información equivocada del Ministerio del Interior, lo que minó la credibilidad de la palabra pública. Asimismo, hizo alusión a declaraciones polémicas y estigmatizantes de la época, en particular menciones a “racailles” y la operación “Kärcher” vinculada al entonces ministro Nicolas Sarkozy.
El ex primer ministro describió una Francia “a dos velocidades”: por un lado, territorios donde la República funciona y se siente; por otro, zonas donde la institucionalidad sólo es un concepto abstracto y una fuente constante de tensión.
Recordó también los movimientos sociales posteriores, como las protestas de los Gilets jaunes en 2018 y las revueltas tras la muerte de Nahel en 2023, para subrayar que todas ellas expresan un mismo malestar: el sentimiento de abandono.
“Si las mismas causas generan los mismos efectos, es porque la República no ha reparado su contrato social”
El caso de Zyed y Bouna se mantiene como un drama emblemático de una juventud que reclamaba reconocimiento y respeto, y que para muchos optó por la frustración y la revuelta cuando no los encontró.
Veinte años después, Dominique de Villepin insiste en la necesidad de “restaurar la confianza en la palabra pública” y enfatiza que la verdad debe estar por encima de cualquier cálculo político, pues es la base de la justicia y la democracia.
La conmemoración llega en un momento de tensiones renovadas en Francia, donde el debate sobre la integración, la igualdad territorial y la violencia policial sigue abierto y sin respuestas claras.

































