Dos bomberos de la Brigada de Sapeurs-Pompiers de París (BSPP) están siendo investigados tras participar en una fiesta con una escena racista que simulaba blackfaces y disfraces del Ku Klux Klan, denunciada como “ignoble” por la Federación Francesa de Paracaidismo (FFP).
Los hechos ocurrieron el sábado por la noche en el aeródromo de Brienne-le-Château, durante un evento organizado por un club local de paracaidismo. Según un video difundido en redes y revelado por Paris Match, ocho personas participaron en esta puesta en escena: cinco disfrazados como miembros del Ku Klux Klan, quemando palets y simulando actos violentos, mientras tres más llevaban blackfaces, incluyendo al menos dos bomberos parisinos.
La FFP calificó la escena de “preparada con antelación” y “glacialmente realista”, rechazando que se tratara de un descontrol por alcohol. El presidente de la FFP, Yves-Marie Guillaud, declaró que el acto “ha herido profundamente a muchas personas, especialmente a las minorías”.
La BSPP confirmó que dos bomberos implicados están bajo una investigación interna para determinar responsabilidades. Ambos estaban fuera de servicio al momento, pero, de confirmarse las acusaciones, enfrentan sanciones disciplinarias severas. La institución insistió en que cualquier acto contrario a la ética militar, las “valores republicanas” o el respeto a la dignidad humana “no será tolerado”.
El Ku Klux Klan es conocido por su supremacismo blanco y violencia contra afroamericanos en EE.UU., mientras que el blackface se remonta a espectáculos racistas del siglo XIX donde blancos se pintaban la cara para burlarse de negros. Ese contexto añade gravedad a las acciones de los bomberos.
La FFP ya presentó un informe ante la Fiscalía de Troyes y anunció que presentará una denuncia formal contra los ocho participantes y el autor del video. Hasta la noche del miércoles, la Fiscalía no había respondido. Por su parte, el Departamento de Aube, dueño del aeródromo, anunció que explora “todas las vías legales” frente al incidente.
La investigación sigue abierta y la polémica no se reduce solo a los implicados sino al impacto que un acto así tiene sobre la imagen pública de una institución clave en París, generando un debate intenso sobre racismo y responsabilidades en cuerpos públicos.
