Dos mujeres somalíes murieron la noche del viernes al sábado en una nueva tentativa de cruce clandestino del Canal de la Mancha entre Francia y Reino Unido. La tragedia ocurrió cerca de Boulogne-sur-Mer, en el Pas-de-Calais, cuando alrededor de un centenar de migrantes abordaron una embarcación precaria que zarpó desde Neufchâtel-Hardelot.
Según la prefectura del Pas-de-Calais y la subprefecta Isabelle Fradin-Thirode, la barca quedó a la deriva tras no poder arrancar el motor y derivó en el mar. Una hora después, regresó a tierra con las dos mujeres fallecidas.
Se rescataron a unas sesenta personas empapadas; varias otras lograron dispersarse antes de la llegada de los servicios de emergencia. Entre los atendidos, un matrimonio y su hijo fueron hospitalizados en Boulogne-sur-Mer por hipotermia leve. Paralelamente, el cuerpo sin vida de otro migrante fue hallado en un canal de Gravelines, en el departamento del Nord.
Este nuevo drama forma parte de una oleada de cruces peligrosos. Según un recuento de AFP, ya son al menos 26 migrantes fallecidos en el Canal en 2025. Desde 1999, más de 500 personas han perdido la vida intentando llegar a Reino Unido.
A comienzos de septiembre, dos vietnamitas y un adolescente egipcio murieron posiblemente aplastados dentro de una embarcación que partió de Sangatte. Ese mismo fin de semana, tres migrantes desaparecieron en otro sector mientras intentaban cruzar.
El último viernes, periodistas de AFP observaron a cientos de migrantes moviéndose hacia la costa de Gravelines en busca de un buen momento meteorológico para partir en pequeños botes frecuentemente sobrecargados y en condiciones caóticas. Las fuerzas policiales francesas detuvieron varias tentativas.
A pesar del aumento constante de controles y recursos desplegados por Francia con apoyo financiero británico, las travesías en embarcaciones precarias no cesan y las llegadas a Reino Unido superan ya las 32,000 en 2025, un récord histórico.
Este verano entró en vigor un controvertido acuerdo migratorio bilateral, que contempla la devolución a Francia de los migrantes que crucen ilegalmente y un sistema de “uno por uno” para la regularización desde Londres. Sin embargo, las ONG califican el acuerdo como simbólico y limitado en su impacto real.
En el campamento precario de Loon-Plage, cerca de Dunkerque, los migrantes combinan resignación y determinación, conscientes del peligro pero dispuestos a seguir intentando. Una fuente, Saad, palestino iraquí, declaró:
Si me quedo aquí, muero. Si regreso a casa, muero.
La crisis migratoria en el Canal sigue arrojando víctimas pese a las políticas y controles reforzados, dejando de nuevo una cuenta trágica que suma vidas humanas atrapadas entre fronteras y mares.
