Estados Unidos aumentó la presión sobre China por su papel en la crisis del fentanyl. El presidente Donald Trump designó a China como un país clave de tránsito y producción de drogas ilícitas en una declaración el 15 de septiembre dirigida al Congreso.
China es la principal fuente de los precursores químicos usados para fabricar fentanyl ilegal. Estas sustancias se envían principalmente a México, donde se sintetizan y luego cruzan la frontera hacia Estados Unidos, alimentando una ola de sobredosis mortales.
En un llamado tenso, Trump acusó al régimen chino de “permitir la producción ilegal al subvenir la exportación de precursores químicos” y de no tomar medidas suficientes contra las empresas que venden a cárteles criminales.
“La dirección de la RPC puede y debe tomar medidas más fuertes y sostenidas para detener estos flujos y procesar a los criminales que los facilitan”
Además, Trump recordó su imposición previa de un arancel adicional del 20 % a China por la falta de avances tangibles.
Las tensiones escalan en medio de negociaciones comerciales en Madrid, donde Pekín prometió colaborar para frenar el lavado de dinero vinculado al narcotráfico, según reportes del South China Morning Post. Sin embargo, expertos como Gordon Chang, del Gatestone Institute, cuestionan la sinceridad china y acusan al Partido Comunista de mentir a cuatro presidentes consecutivos y de permitir deliberadamente el tráfico.
Desde 2016, Xi Jinping ha prometido cooperar con Estados Unidos para frenar el fentanyl, incluso acordó la pena de muerte para vendedores en China que exportan la droga a EE.UU. A pesar de estos compromisos, la producción y exportación ilegal sigue creciendo.
En uno de los casos más recientes, dos directivos de Amarvel Biotech en Wuhan fueron condenados a 25 y 15 años de prisión por tráfico de sustancias para fabricar fentanyl. Estas sentencias se dieron justo cuando la DEA aseguró alrededor de 14 kilos de fentanyl interceptados cerca de Detroit, cantidad suficiente para matar a siete millones de personas.
El director del FBI, Kash Patel, alertó ante el Senado el 16 de septiembre que se han sacado de las calles más de 1.600 kg de fentanyl, un 25 % más que el año pasado, una cantidad letal para 115 millones de estadounidenses.
“Perseguimos a las empresas productoras de precursores principalmente en China continental y a sus cómplices”
El fentanyl es un opioide sintético que es 50 veces más potente que la heroína y causa la mayoría de las muertes por sobredosis en EE.UU. en los últimos años. Según estimaciones recientes de los CDC, más de 48.000 personas murieron por esta droga en 2024.
Además de las condenas, Estados Unidos sancionó a la empresa china Guangzhou Tengyue Chemical y a varios de sus directivos por fabricar y exportar opioides sintéticos hacia EE.UU. Sin embargo, analistas proponen dar un paso más radical: sancionar a los bancos chinos involucrados en el lavado de dinero para restringir su acceso al sistema financiero global en dólares.
Brian Burack, asesor en Heritage Foundation, afirmó que Pekín usa la cooperación sobre el fentanyl como un arma política, y que hasta ahora no hay indicios claros de una colaboración real que reduzca el flujo de estas sustancias letales hacia Estados Unidos.
La crisis del fentanyl marca un nuevo frente en la competencia estratégica entre Washington y Pekín que combina seguridad nacional, crimen organizado y diplomacia comercial. Las próximas semanas serán clave para ver si China cumple con sus promesas o si Estados Unidos intensifica aún más sus sanciones.
