El gobierno estadounidense anunció esta semana un plan masivo para revitalizar la energía nuclear con al menos 80.000 millones de dólares invertidos en la construcción de nuevas centrales. El objetivo: levantar hasta diez nuevos reactores convencionales antes de 2030, en respuesta al aumento de demanda eléctrica impulsado por la inteligencia artificial y los centros de datos.
El acuerdo oficial se firmó con Westinghouse Electric Company, uno de los gigantes del sector nuclear. Esta iniciativa es un paso clave para materializar el decreto firmado por Donald Trump en mayo, llamado “redinamizar el parque nuclear industrial”. El secretario de Comercio, Howard Lutnick, destacó que la medida busca “recuperar la soberanía energética, crear empleos bien remunerados y posicionar a EE.UU. como líder en la renovación nuclear”.
Desde 2009 no se comenzaba la construcción de una nueva central nuclear. Esta ausencia prolongada de proyectos responde en parte al rechazo público tras accidentes históricos como Three Mile Island (1979), Chernóbil (1986) y Fukushima (2011), y a los retrasos y sobrecostes habituales en esta tecnología. Pero la guerra en Ucrania y la crisis global en la energía han cambiado el panorama, forzando a diversificar fuentes y acelerar el soporte eléctrico para servicios que consumen gigantescas cantidades de electricidad.
La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, lanzó además un nuevo proyecto estatal para otra planta. No solo se construyen reactores desde cero, sino que grandes tecnológicas reactivan centrales antiguas: Google firmó con NextEra Energy la reapertura de Duane Arnold en Iowa para 2029. Este es el tercer caso reciente tras Palisades en Michigan (2023) y Three Mile Island (2024).
Desde el accidente de Three Mile Island en 1979, que casi causó una catástrofe mayor, solo se había concedido un permiso para nuevos reactores en EE.UU., en el complejo Vogtle en Georgia. Allí la unidad 3 inició operaciones en julio de 2023 y la unidad 4 en abril de 2024.
Las plantas nuevas no serán estatales, sino gestionadas por promotores privados o compañías eléctricas, según un portavoz de Brookfield. El profesor Jacopo Buongiorno, del MIT, precisa que “la expansión nuclear necesita decenas de miles de millones, no solo inversiones dispersas”. Considera que el papel del gobierno es definitivo para lograr esta escala.
EE.UU. encara así un relanzamiento nuclear que, tras más de una década de estancamiento, busca garantizar energía suficiente para una economía cada vez más dependiente de la alta tecnología y la inteligencia artificial.

































