El FC Barcelona encara una nueva cita clave de Champions sin poder jugar en su estadio. Este miércoles recibe al PSG en el estadio olímpico Lluís-Companys ante la imposibilidad de usar el Camp Nou, cerrado desde hace más de dos años y medio.
Las obras de renovación integral del Camp Nou debían estar listas en noviembre de 2024. El proyecto contempla ampliar la capacidad a 105 000 espectadores, instalar un techo panorámico, renovar tribunas y modernizar todo el complejo. Sin embargo, las entregas acumuladas sufren atrasos que siguen postergando la reapertura.
Los principales problemas giran en torno a la seguridad, un aspecto no resuelto hasta ahora. La compañía constructora Limak enfrenta demandas internas por condiciones laborales, además de quejas vecinales por el ruido. El ayuntamiento de Barcelona no concede permisos por deficiencias detectadas en las salidas de emergencia, rampas, escaleras y accesos para vehículos.
Jaume Collboni, alcalde de Barcelona: “Cuando los técnicos dicen que no es seguro, debemos negar el permiso. Prioridad absoluta es la seguridad.”
La primera fase de la renovación, que implicaba abrir un sector para 27 000 personas, tampoco ha recibido certificado de finalización. Por eso, la plantilla y afición azulgrana deben seguir esperando para ver al Barça en su casa.
Como mínimo, el Barça podrá jugar finalmente en el Spotify Camp Nou a partir del 12 de diciembre contra el Olympiakos, confirmó el club. Mientras, el equipo se acostumbrará a recibir grandes partidos internacionales en un recinto alternativo.
Esta situación impacta directamente en la experiencia deportiva y comercial del Barça. El club ha invertido intensamente en esta remodelación, pero de momento no puede beneficiarse en su totalidad. El duelo contra el PSG, actual campeón de Europa, es un ejemplo claro de las complicaciones y el estrés que genera no contar con el histórico Camp Nou.
